Elba Catalina Fleita fue elegida a finales del pasado mes de agosto como nueva presidenta de la Conferencia Mundial de Institutos Seculares (CMIS), que “favorece la colaboración, los intercambios de experiencias y ayuda fraterna entre los institutos seculares”, explica en entrevista con Vida Nueva esta argentina afincada en Brasil desde hace más de 20 años y que pertenece a los Apóstoles del Sagrado Corazón. Estos organismos “no aspiran a ningún papel de poder dentro de la Iglesia, sino que se ponen al servicio de la misión general de la Iglesia”.
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PREGUNTA.- ¿Qué prioridades le indicaron los participantes en la asamblea general que debe tener la CMIS?
RESPUESTA.- La asamblea se centró en dos grandes áreas: formación y organización. La formación que nos hace ser hombres y mujeres contemporáneos de nuestro tiempo, que entrelazan la Palabra de Dios con la historia y encuentran nuevamente las huellas de la Palabra de Dios en la historia. Nos hace ser ciudadanos tenaces constructores de paz y del bien común. La organización se entiende como proyectos debido al movimiento demográfico y geográfico que ha cambiado el rostro de nuestras comunidades, viendo los nuevos estilos, contenidos y métodos de nuestras comunicaciones.
P.- ¿Qué aspectos concretos se plantearon en la asamblea?
R.- Servir en continuidad con las propuestas de trabajo de las presidencias anteriores. Tener como prioridad la formación a la secularidad consagrada, nuestra identidad, nuestra espiritualidad. Seguir reflexionando sobre los temas de formación con los medios actuales. Apreciar las experiencias, valorar las diferencias culturales y territoriales. Prestar una atención especial al continente africano. Desarrollar todas las tareas en equipos, con responsabilidades específicas y respetuosas. Potenciar las experiencias de los institutos miembros y de las conferencias nacionales y continentales, así como también todo otro que requiera, por nuestra vocación, nuestra presencia. E insistir en el patronazgo de nuestro querido papa san Pablo VI.
Laicales y clericales
P.- ¿Cuál debe ser hoy el lugar de los institutos seculares dentro de la Iglesia católica?
R.- El mundo de los institutos seculares abarca institutos laicales (masculinos y femeninos) e institutos clericales. Desde los orígenes, pertenecen a ellos laicos y presbíteros que han elegido consagrarse en la secularidad, intuyendo la fecundidad de seguir a Cristo por la profesión de los consejos evangélicos en el tejido histórico y social donde la condición de laicos y presbíteros les pone. Los institutos seculares constituyen un pequeño grupo de personas dentro de la Iglesia universal que buscan vivir el don recibido de la vocación de consagración secular.
Por tanto, se ponen a disposición para ofrecer su experiencia vocacional y espiritual a aquellos, hombres y mujeres, que se sientan llamados a recorrer este camino. No aspiran a ningún papel de poder dentro de la Iglesia, sino que se ponen al servicio de la misión general de la misma para llevar la salvación a todos los hombres.
P.- ¿Qué puede aprender el resto de los católicos de la experiencia de vida cristiana dentro de los institutos seculares?
R.- El testimonio humilde y silencioso de los institutos seculares puede ayudar a todos los demás católicos a redescubrir la belleza de su vocación y misión en la Iglesia y en el mundo. Somos hombres y mujeres de comunión y, a partir del amor de Dios que hemos encontrado y conocido, queremos estar cerca del hermano en sus esperanzas, sus heridas, sus preguntas y necesidades. Los consagrados seculares tenemos como campo propio de actividad evangelizadora un “vasto horizonte”. Vivimos nuestra consagración con gratitud y amor, tratando de actuar como fermento evangélico en sus múltiples relaciones cotidianas con los demás