Por medio de un comunicado, el arzobispo emérito de Estrasburgo, Jean-Pierre Grallet, ha reconocido estar bajo investigación canónica y legal por haber realizado “gestos inapropiados” de carácter sexual hacia una joven mayor de edad en la década de 1980, cuando era capellán universitario.
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“A fines de la década de 1980, cuando era religioso franciscano, actué de manera inapropiada con una mujer adulta joven, comportamiento que lamento profundamente”, explica en el comunicado, que ha sido difundido por la Conferencia de Obispos de Francia (CEF) y que recoge La Croix. “Deseo con esta declaración contribuir a la proceso de verdad y asumo mi responsabilidad”, añade Grallet.
Si bien el arzobispo no ha hecho más declaraciones a los medios, en el texto señala que fue “durante el verano de 2022” cuando conoció que esta mujer había dado su testimonio. “Inmediatamente le escribí para decirle que había fallado y pedirle perdón“, asegura.
“Me equivoqué e hice daño a alguien. El perdón que le pedí, lo expreso también a todos sus familiares, así como a todos los que hoy quedarán heridos bajo el impacto de esta revelación”, asevera, concluyendo el mensaje.
Tribunal especializado
Por su parte, Éric de Moulins-Beaufort, presidente de la CEF y arzobispo de Reims, expresó su compasión por “la víctima de este comportamiento grave por parte de un religioso que posteriormente se convirtió en obispo”. “Corresponderá a los tribunales calificar la naturaleza exacta de los hechos”, añadió.
Esta confesión de Grallet sale a la luz poco después de conocerse que el arzobispo emérito de Burdedos, el cardenal Jean-Pierre Ricard, habría abusado de una menor hace 35 años y que otros 10 prelados franceses están siendo juzgados por casos similares.
En este contexto, Moulins-Beaufort anunciaba durante la conclusión de la Asamblea Plenaria que en diciembre entrará en funcionamiento un Tribunal Penal Canónico Nacional para juzgar tanto los casos de abusos sexuales, como los delitos financieros en la Iglesia con el objetivo de “restablecer la confianza” entre los fieles.
“El camino para curar la ira y las preocupaciones será largo”, reconocía. “Nos atrevemos a creer que vale la pena y les aseguramos que estamos comprometidos con ello”, aseguraba de Moulins-Beaufort en la clausura de la Asamblea Plenaria.