Entrevistas

Paul Hinder: “La Iglesia intenta apoyar el plan de Qatar para el bienestar de los migrantes”

El obispo administrador apostólico del vicariato apostólico de Arabia del Norte comenta con Vida Nueva los retos que supone la celebración del Mundial de Fútbol





No es habitual que el vicariato apostólico de Arabia del Norte sea noticia; sin embargo, en poco tiempo ha recibido la visita del papa Francisco al país de Baréin y se prepara para celebrar un Mundial de Fútbol en Qatar. El obispo administrador apostólico del vicariato, el capuchino Paul Hinder, comenta con Vida Nueva los retos que estos acontecimientos han supuesto para la comunidad cristiana.



Unir las diferencias

PREGUNTA- ¿Qué significa para las opciones pastorales del Vicariato la celebración de un acontecimiento internacional como el Mundial de Fútbol? ¿Puede ser un paso hacia la construcción de una mayor fraternidad humana?

RESPUESTA- En el Vicariato Apostólico de Arabia del Norte (AVONA) acabamos de concluir un acontecimiento que pasará a la historia, la visita del papa Francisco al Reino de Bahrein. Era la segunda vez que un Papa visitaba una nación musulmana del Golfo Pérsico y la primera vez que lo hacía a este país. La presencia del Papa tocó los corazones de los 28.000 fieles que asistieron a la misa pontificia, y sus mensajes de amor y perdón han resonado en la gente del reino, independientemente de las barreras religiosas y políticas.

Para la comunidad pastoral, el evento refrescó espiritualmente a cerca de 80.000 católicos junto con sacerdotes y religiosos de todo el vicariato y de Oriente Medio. Se trata de un gran ejemplo de acontecimiento mundial y de la repercusión que tiene al poner de relieve no sólo la fe de la iglesia minoritaria, sino el espíritu universal de fraternidad entre los pueblos. Acontecimientos deportivos como la Copa del Mundo de Qatar tienen un inmenso poder para unir y mantener la diversidad de nuestro mundo con el aprecio y el respeto por las diferencias entre nosotros. La esperanza es que muchos eventos de este tipo nos ayuden a pasar por alto nuestras cojas razones para el odio y la guerra y nos conviertan en una gran comunidad mundial en la que se adhiera el lenguaje universal del amor.

La acogida de la Iglesia

P.- ¿Ha cambiado la comunidad cristiana del Vicariato en estos años con la llegada de migrantes para la construcción de infraestructuras para el Mundial? ¿Y la atención a los visitantes y delegaciones durante estos días?

R.- La Iglesia católica de Qatar, al igual que la de sus países vecinos, Bahrein y Kuwait, es una historia de continua evolución en forma y número. En Qatar, concretamente, la Iglesia católica creció de forma masiva, pasando de funcionar en casas particulares a una escuela a mediados de los años 90, después de que el entonces emir Hamad bin Khalifa Al Thani aprobara la enmienda para la libertad de culto. Con el crecimiento constante del petróleo y los proyectos de infraestructuras públicas emprendidos por el Gobierno, también aumentó el número de inmigrantes que llegaban al país.

En 2008 se inauguró la primera iglesia católica de Qatar, “Nuestra Señora del Rosario”, para que los fieles pudieran tener un lugar común de culto. En la actualidad, la Iglesia católica está formada por entre 200.000 y 300.000 católicos que han hecho del país su hogar, ya que están empleados en varios proyectos que están construyendo la infraestructura pública del país.

Puede que no conozcamos del todo el número de nuevos emigrantes que se han trasladado especialmente al país debido a los proyectos de infraestructura relacionados con la Copa del Mundo, sin embargo, el mensaje de la iglesia a cada emigrante a lo largo de los años ha seguido siendo el mismo: “La Iglesia te da la bienvenida en el nombre de Cristo Jesús para rendir culto y tener una comunión significativa con la comunidad de fieles, a la vez que te ofrece un lugar de seguridad y comodidad lejos de casa”. Esperamos que todos los nuevos emigrantes sientan el calor y el amor que la iglesia les ofrece y reconozcan su apertura para aceptarlos.

P.- Algunas entidades internacionales se han preocupado por las condiciones laborales de estos trabajadores, ¿ha llegado esta preocupación al Vicariato?

R.- El Vicariato, en cada misión que emprende, trata de dar apoyo y consuelo a su gente, tanto en lo espiritual como en lo posible, a partir de los donativos de quienes pueden. Los diversos ministerios que operan dentro de las iglesias particulares tratan de llegar a los pobres y marginados a través de campañas de campamentos para los trabajadores de la construcción y de las fábricas. Se organizan regularmente campamentos médicos gratuitos y campañas de recogida de alimentos para los necesitados. La Iglesia intenta apoyar de todas las maneras posibles el plan gubernamental más amplio para el bienestar de los migrantes y sus derechos humanos básicos.

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