El obispo español Juan Ignacio Arrieta, secretario del Dicasterio para los Textos Legislativos, ha querido espantar los recelos contra la “sinización” de la Iglesia católica en China a partir del acuerdo entre el Vaticano y el gobierno comunista prorrogado hace más de un mes. Arrieta señala en una entrevista a la Agencia Fides que este miedo a una vida eclesial asimilada por el contexto chino “no es un problema” en sí misma. Para el obispo la clave es encontrar las “cosas esenciales de la Iglesia”.
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Respeto mutuo
Para Arrieta, la Iglesia siempre incorpora elementos de las diferentes culturas a la hora de expresar la fe cristiana. La única condición, señaló, es que no comprometan u oculten las “cosas esenciales”, los factores genéticos constitutivos que plasman la identidad de la Iglesia católica. Por ello, este acuerdo de nombramiento de obispos solo garantiza “de mutuo acuerdo entre el gobierno chino y el Papa”, a lo que se ha llegado desde unas negociaciones sobre la base del respetuo mutuo.
El obispo señala que la participación directa de las autoridades civiles en los procedimientos de nombramiento de los obispos ha estado muy presente y de formas muy variadas en la historia de la Iglesia –como ocurría durante la dictadura de Francisco Franco, rememoro, cuando “el Gobierno presentaba tres nombres, y el Papa elegía”–. Arriera, que ha estudiado bien el caso chino ha alabado la “cultura milenaria” y el compromiso de las autoridades para aumentar la confianza en las relaciones entre la Santa Sede y Pekín, cultivando relaciones culturales y de amistad también con estudiosos y académicos chinos.