Bernardo Álvarez y José Mazuelos han pedido al resto de obispos españoles abrir corredores de hospitalidad para que estas personas puedan continuar su recorrido migratorio en la Península
Solo en la diócesis de Canarias -Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura- alrededor de 1.000 menores tutelados se quedarán en la calle el 1 de enero de 2023. Estos menores, al no tener documentación, han recibido documentos provisionales en los que se les reconoce nacidos el 1 de enero de 2004, por lo que al cumplir los 18 años se quedaran en la calle. Un drama ante el que los obispos de Tenerife, Bernardo Álvarez, y Canarias, José Mazuelos, han puesto el grito en el cielo.
Los prelados de las diócesis de las islas que forma parte de la conferencia de obispos de España han mantenido esta mañana un encuentro con los medios de comunicación tras explicar a la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española cómo está en estos momentos la situación en el archipiélago.
La principal preocupación de las Cáritas y los Secretariados de Migraciones de ambas diócesis son los menores no acompañados y jóvenes ex tutelados. En concreto, en los centros para tutelados del Gobierno de Canarias hay 2.235 menores, según datos de la Dirección General del Menor. En este sentido ambos obispos han resaltado la “ejemplaridad” del Gobierno de Canarias, presidido por el socialista Víctor Ángel Torres.
“En muchos casos, estos jóvenes estarán en la calle sin la madurez, capacitación, ni apoyos suficientes para una vida autónoma y un acceso al mercado laboral”, según han explicado. Álvarez ha destacado que, solo en la isla de Tenerife, 1.800 personas viven en situación de calle, un número que no para de aumentar con los ex tutelados.
Sin más plazas de acogida ni posibilidad de abrir más centros o pisos tutelados a corto plazo, la situación en las islas es cada vez más “desesperada”. “Desde las dos diócesis canarias se favorecen varios recursos para la acogida, el acompañamiento y la inclusión social de jóvenes ex tutelados o no, que se encuentran en situación o grave riesgo de exclusión social. Trabajando con el objetivo de ofrecerles oportunidades que contribuyan a superar con éxito los obstáculos, tanto personales como del entorno, para su plena inclusión social y laboral. Pero tampoco son suficientes”, han indicado.
La Iglesia en las Islas Canarias constata con preocupación este gran desafío, agravado por el factor insular y de frontera europea del archipiélago, que puede ser utilizado como “una cárcel sin muros” -tal y como puntualizó Mazuelos-, donde contener a jóvenes migrantes a los que no se les facilita el tránsito a la Península o a otros países de Europa para proseguir su proyecto de vida; sea por su falta de recursos o por las trabas burocráticas a distintos niveles de las administraciones públicas.
Mazuelos ha reclamado que “las islas Canarias también son España y no podemos afrontar solos esta realidad”. “Cuando estaba en Jerez los menores podían moverse, pero aquí no pueden salir porque estamos en una isla”, ha señalado en una defensa de estos chicos, que “son fantásticos, y lo sé porque los estamos atendiendo desde la Iglesia”.
Ante esta situación, los obispos de Canarias instan a “los gobiernos y administraciones públicas concernidas, a poner ya los medios para retomar las derivaciones de menores o jóvenes migrantes ex tutelados o en situación de emergencia, a programas de inserción en otras comunidades autónomas”.
Asimismo, “inspirados por las buenas prácticas de acogida y coordinación con motivo de los desplazados ucranianos, apelamos a la solidaridad del conjunto de la Iglesia española impulsando desde Canarias, con el apoyo del Departamento de Migraciones de la CEE, el proyecto Corredores de Hospitalidad, que derive en la acogida integral de jóvenes ex tutelados”.
Haciendo hincapié en estos corredores de hospitalidad, el dominico Xabier Gómez, responsable del Departamento de Migraciones de la CEE, ha señalado que en los próximos días todos los obispos españoles recibirán una carta firmada por José Cobo, presidente de Migraciones, para ofrecer pistas con el objetivo de que los corredores se hagan realidad. Para ello, “ya estamos abiertos al diálogo con las diferentes administraciones”, según ha subrayado.
En una nota conjunta presentada al resto de los obispos, los prelados canarios abogan por “continuar ofreciendo, según nuestras posibilidades, una respuesta integral a los menores y jóvenes migrantes mayores de 18 años, para responder a los vacíos del sistema de protección e integración”, y “promover transversalmente en la Iglesia la cultura de la hospitalidad”.
Los prelados de las islas han expresado también a las administraciones su “disposición al diálogo, junto con otros actores sociales, con el fin de contribuir a todo lo que favorezca procesos integrales de inclusión de los menores y jóvenes migrantes que se encuentran ya en territorio español”.
Del mismo modo, “a las puertas del Adviento, tiempo de acogida, encomendamos a la Virgen María -que con San José y Jesús Niño vivieron la experiencia de ser familia migrante y refugiada en Egipto-, a los menores y jóvenes migrantes, con el deseo y esperanza de que su situación tenga la solución adecuada a su dignidad humana”.