Sevilla estrena plan pastoral: “¿A quién debemos privilegiar? A los pobres”

El arzobispo hispalense, José Saiz Meneses, marca la hoja de ruta para los próximos cinco años desde “la reforma de la Iglesia para la misión” centrada en el Vaticano II y Francisco

Sevilla estrena plan pastoral: “¿A quién debemos privilegiar? A los pobres”

Los pobres, los jóvenes, la cultura y la comunicación. Son los cuatro ejes del nuevo plan pastoral de la Archidiócesis de Sevilla que está en marcha desde el pasado domingo. El inicio del adviento fue elegido para la puesta de largo de esta hoja de ruta para los próximos cinco años. Partiendo de este tiempo litúrgico como una coyuntura propia para “revisar nuestros deseos y confianzas” y “reavivar el corazón”, el arzobispo José Ángel Saiz Meneses expuso en su homilía en la catedral hispalense que el plan “se ha ido aquilatando a través de los diferentes consejos e instancias diocesanas, desde la continuidad con los planes pastorales anteriores” con el objetivo de “crecer en comunión y sinodalidad”.



Bajo el nombre de “Duc in altum”, tomado del Evangelio de Lucas y lema episcopal de Saiz Meneses, los sevillanos están llamados a “remar mar adentro” a través de un plan pastoral que, entre otras iniciativas, plantea crear un Observatorio de la Realidad Social, que ofrezca un análisis sobre las situaciones de pobreza y exclusión social, sensibilizando y proponiendo soluciones. Para reforzar la religiosidad popular, se celebrará un congreso internacional de hermandades en 2024 y con el fin de promover la reforma de la Iglesia desde abajo se potenciarán los consejos pastorales parroquiales, las misiones diocesanas y se buscará implicar a los jóvenes en la pastoral social.

Responsables y protagonistas

En la carta pastoral que acuna este plan, Saiz Meneses llama a afrontar “una evangelización de la que todos y cada uno de los bautizados somos responsables y protagonistas” y que implica llegar a “todos los ámbitos y areópagos modernos”.  Defendiendo la “vigencia y actualidad” del Vaticano II y “el impulso que el Espíritu Santo dio a la renovación de la Iglesia”, el arzobispo enfatiza que “es necesario seguir profundizando en el Concilio, continuar su aplicación, para que penetre con más intensidad en la conciencia y en la vida de los fieles y de las comunidades” con el fin de “dar respuesta a los desafíos del momento presente”.

Por eso, convoca a la Iglesia sevillana a “una transformación misionera que no se puede aplazar”, o lo que es lo mismo, “un programa de reforma de la Iglesia” al estilo de Francisco que Meneses define como “reforma para la misión”. Con referencias constantes al magisterio papal, se remite a Evangelii Gaudium para justificar que “la Iglesia tiene que salir de su zona de confort, tiene que asumir el reto de no ser autorreferencial, tiene que caminar hacia las periferias geográficas y existenciales, y hacer suyo el dolor del mundo, en especial el de los pobres y los excluidos”.

Acción caritativa y social

“La acción de la Iglesia debe llegar a todas las personas, sin excepciones. Ahora bien, si tuviéramos que manifestar alguna preferencia, ¿a quiénes deberíamos privilegiar?”, se llega a preguntar el pastor sevillano para primerear la acción caritativa y social en el próximo quinquenio. Así, plantea una implicación mayor ante las “situaciones de injusticia, pobreza, marginación, exclusión o vulneración de derechos” para que “los acojamos en casa, que luchemos por cambiar las estructuras injustas, por una sociedad acorde a la voluntad de Dios”.

Haciendo suyas reflexiones papales sobre la cultura del descarte, la economía que mata, la revolución de las redes sociales, la acogida a los migrantes y el cuidado de la Casa Común, subraya que “la misión evangelizadora de la Iglesia en España se encuentra con dos tipos de dificultades: unas que llegan del exterior, de la cultura ambiental; otras que provienen de dentro, de la secularización interna, de la falta de comunión o de audacia misionera”.

Escuela de comunión

En este sentido hace un llamamiento para “hacer de cada comunidad cristiana una casa y escuela de comunión” y no dejarse llevar por quienes piensan que “en nombre de la radical novedad que significa el cambio de época en que nos encontramos, reclaman una adaptación de la Iglesia que sea aceptada por la sociedad actual a través de nuevas propuestas antropológicas, morales y sacramentales”.  Al mismo tiempo, también se distancia de quienes, “en nombre de una fidelidad absoluta a los fundamentos de la fe, ponen en cuestión y son contrarios a todo discernimiento y reforma que ayude a evangelizar al hombre de hoy, consideran al Concilio Vaticano II como la causa de los actuales males eclesiales, y llegan incluso a cuestionar el magisterio del papa Francisco”. “En ambos casos, una serie de ideologías teológicas, pastorales y también políticas prevalecen sobre la genuina fidelidad al mandato del Señor en la novedad del tiempo”, sentencia Saiz Meneses.

Moral firme y sencilla

Frente a ello, insta a los católicos sevillanos a evangelizar desde “un testimonio de vida coherente” con una “espiritualidad recia y profunda” y una “sólida formación, porque nos movemos en un desafío cultural continuo”. “En definitiva, -continúa el arzobispo- estamos llamados a ofrecer al mundo una moral firme y sencilla, que se fundamenta en el amor a Dios y el respeto absoluto a la persona y a la vida humana, especialmente cuando esa vida es más débil e indefensa, que consolida y defiende la dignidad humana”.

Saiz Meneses comparte también una reflexión sobre las nuevas generaciones: “La Iglesia no provoca demasiado entusiasmo en los jóvenes. Bastantes de ellos la perciben como algo caduco y propio de personas mayores, como fuente de prohibiciones, y alejada de los grandes problemas y de los retos que ellos se plantea”. Por ello, considera que “es preciso que nos pongamos ante la juventud con una actitud de humildad y de escucha, tanto de sus críticas como de sus deseos y aspiraciones”.

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