Jorge Ruiz: “La educación no puede desoír al niño”

Jorge Ruiz: “La educación no puede desoír al niño”

En el mundo genial de las cosas que dices es el título de una de las canciones más conocidas del grupo español Maldita Nerea. Su vocalista, Jorge Ruiz, también terapeuta del lenguaje y presidente de la Fundación Promete –dedicada a desarrollar proyectos de innovación educativa– participó en el Congreso de Escuelas Católicas en Granada. Un mundo genial, el de los niños, que “debe ser escuchado”, defiende.



PREGUNTA.- ¿Cómo da el paso, desde la música, a vincularse con la educación?

RESPUESTA.- Lo hice por dos vías. La primera, cuando fui padre. Después, cuando mis canciones entraron, de forma natural, en las aulas. Recuerdo el momento en el que llevé por primera vez a mi hijo al colegio y se lo entregué a la primera maestra que tuvo. Caí en la cuenta de que no sabía nada de esa persona y que, como sociedad, hacemos un ejercicio de confianza muy grande en ese momento en el que le estamos dando lo que más quieres a una persona desconocida. Es necesario que nos hagamos algunas preguntas importantes: qué relación tiene esta persona con el miedo, con el amor, o cómo toma decisiones. Porque, en definitiva, todo eso va al niño, lo queramos o no. No puede ser que alguien que no lo vive de manera vocacional pueda acceder de una manera tan sencilla.

Efecto a largo plazo

P.- Pero lo cierto es que la educación no comienza en el aula…

R.- Claro, la educación comienza mucho antes, incluso antes del nacimiento, durante el embarazo. Pero la educación, como muestra su efecto a largo plazo, no se es consciente de que empieza tan pronto. Realmente, las cosas que estallan más tarde, en la adolescencia o la pre-adolescencia, se han forjado en las primeras etapas de la vida.

P.- ¿Fomenta el sistema educativo actual la particularidad de cada niño?

R.- El niño nace con talento, con gustos, con iniciativa. En este sentido, la Fundación Promete está muy centrada en esa innovación educativa, pero desde la perspectiva del talento y del desarrollo del potencial humano, que es fundamental. Con ella he estado durante más de una década: primero, como embajador y, después, cuando mis hijos empezaron a hacer los cursos de la misma, en los que se busca precisamente que los niños desarrollen su potencial particular. La educación no puede desoír al niño, no tener en cuenta sus intereses, su personalidad.

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