El Papa ha retomado la tradición de bendecir las figuritas del niño Jesús llevadas por los fieles a la Plaza de San Pedro
Este domingo, tras el rezo del ángelus, ha vuelto a la Plaza de San Pedro la bendición, por parte del Papa, de las figuritas del niño Jesús que serán colocadas en los belenes. Y lo ha hecho acordándose de todos los niños, pero especialmente de los que pasarán la Navidad bajo el terror de la guerra en Ucrania.
“¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?”. Sobre esta duda de Juan el Bautista, encarcelado, ha reflexionado el papa Francisco, ya que este, tras haber esperado a un “Mesías severo que habría hecho justicia con poder castigando a los pecadores”, encuentra que Jesús “tiene palabras y gestos de compasión hacia todos” y en cuyo “centro de su acción está la misericordia”.
Para Francisco, este tipo de crisis, como la que vivió el Bautista, “a veces es fundamental para el crecimiento espiritual”, porque nos ayuda a comprender que Dios siempre es más grande de lo que imaginamos”. De esta manera, Juan, al redescubrir a Dios, “nos enseña a no cerrar a Dios en nuestras maquinaciones”.
“También nosotros podemos encontrarnos a veces en su situación, en una prisión interior, incapaces de reconocer la novedad del Señor, al que quizás mantenemos prisionero de la presunción de saber ya tanto de Él”, ha señalado Francisco.
De esta manera, “el Adviento es, pues, un tiempo de inversión de perspectivas, donde podemos asombrarnos de la grandeza de la misericordia de Dios. Un tiempo en el que, preparando el pesebre para el Niño Jesús, aprendemos de nuevo quién es nuestro Señor; un tiempo para salir de ciertos esquemas y prejuicios hacia Dios y los hermanos; un tiempo en el que, en lugar de pensar en dones para nosotros, podamos dar palabras y gestos de consuelo a los que están heridos, como hizo Jesús con los ciegos, los sordos y los cojos”.