El papa Francisco ha celebrado esta mañana la tradicional audiencia general de los miércoles en el Aula Pablo VI del Vaticano. Continuando su ciclo de catequesis sobre el discernimiento, que empezó en agosto, se ha centrado hoy en ‘la vigilancia’ (Mt, 12, 43-45), “una actitud esencial para que el proceso de discernimiento llegue a buen término”.
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“Jesús insiste mucho en que los discípulos permanezcan vigilantes, que no se duerman ni estén demasiado seguros de sí mismos, sino que estén atentos, porque el mal espíritu siempre aprovecha las ocasiones para ‘entrar en nuestra casa’, para meterse dentro del corazón y alejarnos del Señor”, ha señalado.
Así, Jorge Mario Bergoglio ha lanzado una pregunta al aire: “¿Cuándo le dejamos la puerta abierta al mal espíritu?”. Y el mismo ha respondido con un ejemplo: “Cuando confiamos más en nosotros mismos que en la gracia de Dios, o cuando nos distraemos y nos olvidamos de esperar al Señor. También cuando nos acomodamos y dejamos de ayudar a las personas que nos necesitan. Por eso, no basta hacer un buen discernimiento y tomar buenas decisiones. Es necesario estar atentos, como el centinela de la mañana. Vigilar qué pasa dentro nuestro, porque vigilar es signo de sabiduría y, sobre todo, de humildad, que es el gran camino de la vida cristiana”.
“El diablo puede disfrazarse de ángel”
Para el Pontífice, “el riesgo está y es que el aguafiestas, es decir el maligno, puede arruinarlo todo”. Según sus palabras, el demonio “espera precisamente el momento en el que estamos demasiado seguros de nosotros mismos, cuando las cosas van ‘en alza’ y tenemos, como se dice, ‘el viento en popa’”.
En el mismo sentido, ha proseguido: “Cuando confiamos demasiado en nosotros mismos y no en la gracia de Dios, entonces el Maligno encuentra la puerta abierta”. Así, ha recordado que el demonio y “su banda de matones entran sin que te des cuenta, llaman a la puerta, entran y al final comandan ellos en tu alma”. Por ello, ha instado a estar atentos a “estos diablillos educados, al diablo educado, cuando finge ser un gran señor”.
Como ha indicado el Papa, “el diablo tiene estas cosas, se mete dentro y chao”. El maligno puede “disfrazarse de ángel”, por lo que hay que “permanecer vigilantes y custodiar la gracia que Dios nos ha dado”. “Tú me puedes decir, cuando yo veo algún desorden yo me doy cuenta inmediatamente que es el diablo, que es una tentación”, ha asegurado para luego rematar: “El demonio sabe disfrazarse de ángel, entra con palabras corteses, te convence y al final la cosa es peor que al principio”.