“Nadie puede salvarse a sí mismo”. Esa es la tesis que, tal como ha señalado Alessandra Smerilli, secretaria del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, ha querido subrayar el papa Francisco en su mensaje para la 56ª Jornada Mundial de la Paz, que se celebra el 1 de enero de 2023 y que se ha presentado este viernes.
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“Con su mensaje, el papa Francisco quiere que volvamos a los momentos aterradores, duros y dolorosos del comienzo de la pandemia de Covid-19, y nos pide que reflexionemos con valentía sobre lo que hemos aprendido y sobre qué oportunidades no hemos tenido. capaz de apoderarse”, ha explicado la religiosa durante la presentación del documento a los medios de comunicación.
Este es, por ello, un momento de reflexión. “No se puede salir igual de una crisis, nos había dicho el Papa desde el principio: o se sale mejor o peor. Este es el momento de preguntarnos, como individuos y como comunidad: ¿tres años después estamos mejor o peor?”, ha apostillado.
En marzo de 2020 el Papa Francisco instituyó la Comisión Vaticana para el Covid-19, encomendándole una tarea que se veía lejana: “preparar el futuro”. “Nos dijo: ‘Estoy pensando en lo que viene después, en el futuro y las consecuencias económicas y sociales. El futuro tiene memoria. Les pido que preparen el futuro de dos maneras: con ciencia positiva y con imaginación, para salir de este laberinto de arriba'”.
Salud, trabajo y alimentación
A finales de 2022, tal como ha apuntado Smerilli, la Comisión cerrará su trabajo: “no porque haya pasado la emergencia, sino porque a estas alturas todo el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral trabajará de la misma manera que ha trabajado la Comisión, es decir, escuchando y dialogando directamente con las Iglesias y realidades locales de todos los continentes y en colaboración con otras organizaciones y dicasterios”.
Hablando de paz, ha señalado, asimismo, que el grupo de trabajo Respuesta católica para Ucrania (CR4U), promovido por el mismo Dicasterio, “también nació sobre el modelo de la Comisión Covid. Este grupo se creó como un espacio de diálogo estructurado y coordinación entre los muchos actores católicos que están haciendo todo lo posible para ayudar a la población ucraniana en las necesidades más urgentes”.
“La pandemia nos ha revelado de manera más aguda la desigualdad y la fragilidad social y ha socavado la paz en muchos lugares del mundo”, ha añadido Smerilli. “Esto comprometió a la Comisión y al Dicasterio a trabajar según las prioridades que el Santo Padre nos ha asignado: salud, trabajo, alimentación para todos”.