Como es habitual, la agenda del pontífice sigue su curso ordinario y recibirá en audiencia a un indigente italiano que ha sido distinguido con el Premio Nacional de la Bondad
Jorge Mario Bergoglio nació el 17 de diciembre de 1936 en Buenos Aires. Por la tanto este sábado, 17 de diciembre, el Papa cumple 86 años de edad. En este tiempo Argentina, Alemania o España fueron sus escenarios vitales como forofo de fútbol, estudiante de Química, provincial jesuita o estudiante de Teología. Hasta que tras ser obispo desde 1992, arzobispo y cardenal fue llamado a la sede de Pedro el el 13 de marzo de 2013. Para Francisco este 2022 puede haber sido el año de los dolores de rodilla pero también el que ha visto la luz el documento de la reforma de la Curia.
Como es habitual en la agenda del pontífice se mantiene el ritmo habitual, así este sábado recibirá, entre otros como los artistas del Concierto de Navidad, en audiencia a Gian Piero ‘Wué’, un indigente italiano que vive la ciudad de Viarregio, en la Toscana, y que recibió el año pasado el Premio Nacional de la Bondad por su solidaridad con otras personas sin hogar y es que recoge céntimos de las limosnas para hacer la compra a otros indigentes.
En el día de su 86 cumpleaños, Vida Nueva rescata 86 imágenes en este 17 de diciembre. En forma de felicitación, nos sirve para recordar los orígenes, su vida como jesuita, la tarea al frente la diócesis de Buenos Aires o el impulso evangelizador del Papa que vino del fin del mundo. El papa Francisco al cumplir los 86 años supera ya a Juan Pablo II, fallecido con 85 años, o a Benedicto XVI que renunció también a la edad de 85 años.
El 17 de diciembre de 1936 nació en Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, hijo de dos emigrantes piamonteses. Hijo de un empleado de ferrocarril, Mario Bergoglio, y de Regina Sivori, encargada de la educación de los cinco hijos. El contacto con su abuela, Rosa Vasallo, influirá decisivamente en su vida. Fue bautizado unos días después, el 25 de diciembre en la basílica María Auxiliadora y San Carlos en el barrio bonaerense de Almagro. Su álbum familiar recoge momentos con sus padres y abuelos, la Primera Comunión con uno de sus hermanos, su afición al Club de fútbol San Lorenzo o su paso por el colegio salesiano de Ramos Mejía donde una confesión, el 21 de septiembre de 1953 comenzó a vislumbrar de forma más clara su vocación.
Tras diplomarse como técnico químico y trabajar en un laboratorio de productos alimentarios. Bergoglio entra en el noviciado jesuita el 11 de marzo de 1958. Estudiará entre Chile y Argentina, ordenándose sacerdote el 13 de diciembre de 1969 tras formarse en el Colegio Máximo, al que volverá en varias ocasiones más como director. También pasará un año en Alcalá de Henares antes de hacer su profesión perpetua en 1973. Desde julio de ese año será, durante 6 años, provincial. Obispo desde 1992, su lema desde entonces es “Miserando atque eligendo”, desde 1998 será designado nuevo arzobispo de la diócesis primada de Argentina. Será conocido como el obispo protector de los curas “Villeros” y es fácil verle en los transportes urbanos. El 13 de marzo de 2013, en el segundo día del cónclave, será elegido en papa número 266, tras la renuncia de Benedicto XVI. Al elegir el nombre de san Francisco de Asís, visitará la población italiana el 4 de octubre de ese año.
Uno de los rasgos característicos del papado moderno es los lugares que visita. Francisco se ha caracterizado por ser el Papa de las periferias desde el primer momento, cuando su primera visita fue a la isla de Lampedusa (2013). Aquí se repasan algunos de los países visitados.
Tras participar en la JMJ de Rio de Janeiro (2013), visitó Tierra Santa, Corea, Albania y Turquía en 2014. En 2015, viajó hasta Sri Lanka y Filipinas, Bosnia, Ecuador, Bolivia y Paraguay. Se desplazó hasta México, Armenia, la JMJ de Polonia, Georgia y Azerbaiyán en 2016.
Fátima, Colombia, Myanmar y Bangladesh fueron los destinos internacionales de 2017. En 2018, Francisco viajó hasta Chile y Perú, Lituania, Letonia y Estonia. Y este último año ha participado en la JMJ de Panamá y ha visitado Bulgaria y Macedonia del Norte, Rumanía, Mozambique, Madagascar y Mauricio, Tailandia y Japón. Su último viaje, a Chipre y Grecia ha incluido un llamamiento frente a la indiferencia ante los migrantes. Este 2022 se ha convertido en el primer Papa en visitar un país musulmán como es Baréin.
Algunos de esos viajes considerados “históricos” han tenido como fruto algunas declaraciones significativas en clave de encuentro y diálogo. En su viaje a Egipto en 2017 y a Marruecos y los Emiratos Árabes Unidos en este 2019 se han producido significativos pasos de acercamiento con el mundo islámico. En Cuba, antes de su visita a Estados Unidos en 2015 firmó un acuerdo con la Iglesia Ortodoxa Rusa y la unión de los cristianos ante la persecución se materializó en el encuentro de Bari.
Con motivo del 5º centenario de la Reforma, Francisco visitó Suecia (2016) y en Ginebra en 2018 acudió a una importante institución ecuménica. Además, ha alcanzado un primer acuerdo con China y ha defendido a los más débiles ante la sede de la ONU (2015) y el Parlamente y el Consejo de Europa (2014). Esta cultura del encuentro se plasma también en su iniciativa ‘Scholas ocurrentes’.
Si hay una palabra que puede concentrar el mensaje y los gestos del pontificado del papa Francisco, esa el misericordia. Esta se ha traducido en múltiples iniciativas como el Año de la Misericordia, cuya Puerta Santa se abrió en la República Centroafricana en 2015 antes que en el Vaticano. Además de los distintos gestos de los llamados Viernes de la Misericordia, Francisco ha besado a enfermos que otros no han querido ni tocar, ha pasado los Jueves Santo en la cárcel, ha recogido refugiados sirios en la isla griega de Lesbos en 2016, ha establecido la Jornada Mundial de los Pobres o ha abierto unas duchas, una peluquería y un ambulatorio en plana Plaza de San Pedro. Durante la pandemia del coronavirus, el Papa ha infundido esperanza a través de gestos históricos como un momento especial de oración o la propuesta de un Plan para Resucitar desde las páginas de Vida Nueva.
Los cambios con Francisco se produjeron desde el primer día. Nada más ser elegido pidió en el balcón de la Basílica de San Pedro la bendición del pueblo antes de impartir la suya y se presentó simplemente como obispo de Roma. Eligió la residencia Santa Marta como vivienda, él mismo ha ido a recados como a cambiar la montura de las gafas…
Más allá de eso, siguiendo las indicaciones de las reuniones previas al cónclave, estableció un consejo de cardenales de diferentes partes del mundo con el encargo de materializar una reforma integral de la Curia Romana. Ha internacionalizado el Colegio Cardenalicio, ha pedido perdón en por los abusos de clérigos en el Encuentro Mundial de las Familias y con una carta a todo el pueblo de Dios, ha recibido víctimas en su casa, ha convocado a los presidentes de las Conferencias Episcopales por primera vez, ha apostado por la reforma de la vida religiosa… Figuras sacerdotales como Lorenzo Milani o Pino Puglisi, dan buena cuenta de sus referentes.
La misión de la Iglesia siempre es la evangelización. En este sentido, el papa Francisco le ha dado un impulso determinado pidiéndole que sea como un “hospital de campaña” y con una actitud siempre “en salida”. La exhortación ‘Evangelii Gaudium’ muestra estos nuevos caminos evangelizadores que van más allá de la sacristía como muestra ‘Laudato si’’ y su preocupación por la ecología integral o los sínodos de la familia –con dubias y amenazó incluidas–, los jóvenes o la Amazonía. Otra clave de presencia en el mundo de hoy es la lucha por la paz. La paz se construye con “cero violencia” y “cien por cien de ternura”, ha dicho en uno de sus vídeos mensuales y se ha implicado personalmente en procesos como el de Sudán del Sur.