A medio año del asesinato de dos de sus sacerdotes en esa región, exigen “verdad y justicia”, y condenan “la vergonzosa impunidad que se vive ante estos y miles más de homicidios”
La Compañía de Jesús en México demandó un cambio en la estrategia de seguridad pública en la Sierra Tarahumara, pues continúan los asesinatos, las extorsiones, la tala clandestina y los desplazamientos forzados.
A medio año del asesinato de los sacerdotes jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora, así como de los civiles Pedro Palma y Paúl Osvaldo Berrelleza, en Cerocahui, estado de Chihuahua, los jesuitas exigieron verdad y justicia: “reconocemos los esfuerzos, pero condenamos la vergonzosa impunidad que se vive ante estos y miles más de homicidios”, señalaron.
En un comunicado firmado por 10 sacerdotes jesuitas y dos pre novicios que trabajan en la zona, los religiosos aseguran que la paz solo será posible en la medida en que haya una justicia expedita y real, por lo que aseveraron:
“Anhelamos la paz en las comunidades de la Sierra y en todo el territorio nacional, y nuestra voz se une a la de miles de víctimas en este país, así como a la de muchos pueblos como el de Cerocahui que ya no quieren vivir con miedo e incertidumbre“.
Además, los jesuitas solicitaron evaluar la situación de seguridad de Cerocahui y todo el municipio de Urique, y diseñar un plan de restablecimiento de las condiciones de paz a largo plazo que implique garantizar el buen ejercicio de la función pública y la coordinación interinstitucional. “Queremos respuestas estructurales a problemas estructurales”.
Al recordar a los dos jesuitas asesinados por el crimen organizado el 20 de junio de 2022 en Cerocahui, señalaron: “nuestros hermanos jesuitas donaron la vida hasta el final, fueron asesinados sirviendo. Se llevaron sus vidas, pero nos dejaron la memoria para seguir resistiendo, la fuerza para seguir caminando en la Sierra y la dignidad para seguir hermanándonos con otras y otros”.
Dejaron claro que seguirán levantando su voz para exigir justicia, “optamos por la memoria y resistiremos junto con el pueblo rarámuri y mestizo. La realidad actual de violencia visibilizada por estos homicidios no es una novedad y la Sierra Tarahumara atraviesa desde hace muchos años por una situación de inseguridad y violencia que no ha sido atendida de forma adecuada por las autoridades. A la fecha no hemos encontrado la prometida ‘justicia pronta’”.