Los equipos de pastoral social de las seis diócesis que conforman la provincia de Córdoba (la propia arquidiócesis, y las diócesis sufragáneas de Río Cuarto, San Francisco, Villa María, Cruz del Eje y la prelatura de Dean Funes) dieron a conocer un texto bajo el título: “La democracia y las actitudes que nos faltan”.
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En un año se cumplirá el 40 aniversario del retorno de la democracia al país. Por tal motivo, las pastorales sociales quisieron brindar un aporte para el diálogo: “La ocasión nos invita a buscar, con más ahínco, espacios para reencontrarnos y reflexionar acerca de esta democracia que queremos seguir construyendo”.
Estos equipos consideran que no basta con decir que tenemos democracia, sino que para que haya una cultura democrática es necesario la elección de valores que la sostengan, y que representen y promuevan la persona humana, la libertad, la justicia y la paz. Mencionaron también que “requiere instituciones sólidas y previsibles que trasciendan personas, gestiones de gobiernos y hasta la siempre saludable alternancia”.
Enfrentamiento y división
Los equipos diocesanos advirtieron sobre la existencia de un clima ambiguo: hay debates determinados instalados socialmente que se transforman en espacios susceptible de enfrentamiento y división, “a veces hasta límites deshumanizantes”, agregaron.
Las Pastorales Sociales cordobesas estimaron necesario profundizar la reflexión y el diálogo respetuoso, en la búsqueda de un camino imprescindible para encontrar coincidencias en las diferencias, puntos en común en la diversidad, y generar una cultura del encuentro entre personas, instituciones y dirigentes.
La convivencia y la ley
“Hay que volver a respetar la ley”, aseguraron. Para ellos, la ley es el pilar sustancial del sistema democrático; articula la convivencia en sociedad; establece los límites necesarios, y se centra en el interés general, tal como expresa la Constitución Nacional.
Este respeto a la norma genera credibilidad y certidumbre, no solo de las personas sino también en la vida institucional. Por eso, “este pilar democrático debe ser despojado de intereses partidarios circunstanciales, o de argumentos inconsistentes, que distorsionan el sentido del derecho para transformarlo en algo manipulable y adaptable a intereses particulares, alejados del bien común”, sostuvieron.
Asimismo destacaron los gestos que desgastan la credibilidad ciudadana, por más razonables que parezcan los argumentos para defenderlas: la ‘eternización’ en un cargo, las candidaturas testimoniales, el incumplimiento premeditado de los mandatos otorgados por el voto popular, entre otras.
Finalmente, los equipos de las pastorales sociales cordobeses afirmaron que “La democracia es para beneficio de todas las personas, sin exclusiones; no es propiedad de nadie, y debe estar al servicio del bien común”, y agregaron que, de otro modo, se corre el riesgo de quedar sin fundamento y generar desesperanza.
Aprovecharon la próxima fiesta de Navidad para desear que sea esta fecunda en la generación de ciudadanos responsables que promuevan el diálogo, el respeto por la ley y la paz social, con justicia, y recordaron las palabras del papa Francisco: “Dios quiera que esos héroes se estén gestando silenciosamente en el corazón de nuestra sociedad”.