Con motivo de la celebración de san Esteban, día festivo en el calendario vaticano, el papa Francisco ha rezado la oración mariana del Ángelus desde la ventana de su despacho en el Palacio Apostólico. Una plegaria que ha compartido con los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro y que ha sido una oportunidad para que el papa volviera a felicitar la Navidad y agradeciese el seguimiento de las celebraciones a través de los medios de comunicación. Además de agradecer los mensajes recibidos ha recordado el martirio y el sufrimiento que se vive en Ucrania a diario.
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El testimonio de los mártires
En su reflexión, el pontífice ha destacado el ejemplo del mártir san Esteban que se recuerda en esta Octava de Navidad junto a testimonios como el de los Santos Inocentes. “La liturgia parece querer alejarnos del mundo de las luces, los almuerzos y los regalos en el que podemos estar algo entregados estos días”, ha señalado. Y es que para Francisco, “la Navidad no es el cuento de hadas del nacimiento de un rey, sino la venida del Salvador, que nos libra del mal tomando sobre sí nuestro mal: el egoísmo, el pecado, la muerte”.
Y es que pare el Papa “los mártires son los más parecidos a Él. De hecho, la palabra mártir significa testigo: los mártires son testigos, es decir, hermanos y hermanas que, con su vida, nos muestran a Jesús, que venció el mal con la misericordia. E incluso en nuestros días, los mártires son numerosos. Hoy rezamos por estos hermanos y hermanas perseguidos que dan testimonio de Cristo”.
Al servicio de la caridad
Algo que el pontífice ve en el ejemplo de san Esteban, uno de los primeros siete diáconos, es decir “que su primer testimonio no lo dio con palabras, sino a través del amor con que sirvió a los más necesitados”. Además, añadió el Papa, “Esteban no se limitó a esta labor asistencial. A los que encontraba les hablaba de Jesús: compartía su fe a la luz de la Palabra de Dios y de la enseñanza de los Apóstoles”; porque, destacó el Papa, el testimonio implica “acoger la Palabra y comunicar su belleza, contar cómo el encuentro con Jesús cambia la vida”. Algo, subrayó, “tan importante para Esteban que no se dejó intimidar ni siquiera por las amenazas de sus perseguidores, ni siquiera cuando vio que las cosas le iban mal”.
“Podemos mejorar nuestro testimonio mediante la caridad hacia los hermanos, la fidelidad a la Palabra de Dios y el perdón. Caridad, Palabra, perdón. Es el perdón el que dice si realmente practicamos la caridad hacia los demás y si vivimos la Palabra de Jesús”, propuso el pontífice. “Pensemos en nuestra capacidad de perdonar, en estos días en los que podemos encontrar, entre otras muchas, algunas personas con las que no nos hemos llevado bien, que nos han hecho daño, con las que nunca hemos arreglado las cosas”, apuntó Francisco. “Pidamos a Jesús recién nacido la novedad de un corazón capaz de perdonar: la fuerza para rezar por quienes nos han herido y para dar pasos de apertura y reconciliación”, concluyó.