Las intenciones para el nuevo año: los educadores, las parroquias, las víctimas de abusos, los movimientos eclesiales, la JMJ o las personas con discapacidad estarán en la mente del pontífice
La Red Mundial de Oración del Papa ya tienen listas sus intenciones de oración para cada uno de los meses de 2023. Acontecimientos como la JMJ o la celebración de sínodo de la sinodalidad ponen la nota de actualidad en esta ocasión. En el mes de agosto se pide para que “la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa ayude a los jóvenes a ponerse en camino, dando testimonio del Evangelio con su propia vida” y en octubre se pide “por la Iglesia, para que adopte la escucha y el diálogo como estilo de vida a todos los niveles, dejándose guiar por el Espíritu Santo hacia las periferias del mundo”.
Francisco comienza el año rezando “para que los educadores sean testigos creíbles, enseñando la fraternidad en lugar de la competencia y ayudando especialmente a los jóvenes más vulnerables” y en febrero suplica que las parroquias “sean cada vez más comunidades de fe, fraternidad y acogida a los más necesitados” viviendo la comunión. Las víctimas de abusos en el seno de la Iglesia, “para que encuentren en la misma Iglesia una respuesta concreta a su dolor y sufrimiento”, son la oración de marzo y en abril se apuesta “por una mayor difusión de una cultura de la no violencia” sin armas.
En mayo pude para que los movimientos eclesiales “redescubran cada día su misión evangelizadora, poniendo sus propios carismas al servicio de las necesidades del mundo” en plena implantación de las últimas medidas para las asociaciones laicales. Pasado pentecostés, en junio se pide que “la comunidad internacional se comprometa concretamente en la abolición de la tortura, garantizando el apoyo a las víctimas y sus familias”.
Tras este llamamiento, agosto es la oportunidad para pedir “que los católicos pongan en el centro de su vida la celebración de la eucaristía, que transforma profundamente las relaciones humanas y abre al encuentro con Dios y con los hermanos”; como es el caso de los excluidos, a quienes se recuerda en septiembre. En noviembre, se reza “por el Papa, para que en el ejercicio de su misión siga acompañando en la fe a la grey que le ha sido encomendada, con la ayuda del Espíritu Santo” y es que Francisco siempre pide a quien le visita que “no se olvide de rezar” por él. El mes de diciembre se pide “para que las personas con discapacidad estén en el centro de atención de la sociedad, y que las instituciones promuevan programas de inclusión que potencien su participación activa”.
Enero: Por los educadores. Oremos para que los educadores sean testigos creíbles, enseñando la fraternidad en lugar de la competencia y ayudando especialmente a los jóvenes más vulnerables.
Febrero: Por las parroquias. Oremos para que las parroquias, poniendo la comunión en el centro, sean cada vez más comunidades de fe, fraternidad y acogida a los más necesitados.
Marzo: Por las víctimas de abusos. Oremos por los que sufren a causa del mal recibido por parte de los miembros de la comunidad eclesial: para que encuentren en la misma Iglesia una respuesta concreta a su dolor y sufrimiento.
Abril: Por una cultura de la no violencia. Oremos por una mayor difusión de una cultura de la no violencia, que pasa por un uso cada vez menor de las armas, tanto por parte de los Estados como de los ciudadanos.
Mayo: Por los movimientos y grupos eclesiales. Oremos para que los movimientos y grupos eclesiales redescubran cada día su misión evangelizadora, poniendo sus propios carismas al servicio de las necesidades del mundo.
Junio: Por la abolición de la tortura. Oremos para que la comunidad internacional se comprometa concretamente en la abolición de la tortura, garantizando el apoyo a las víctimas y sus familias.
Julio: Por una vida eucarística. Oremos para que los católicos pongan en el centro de su vida la celebración de la Eucaristía, que transforma profundamente las relaciones humanas y abre al encuentro con Dios y con los hermanos.
Agosto: Por la Jornada Mundial de la Juventud. Oremos para que la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa ayude a los jóvenes a ponerse en camino, dando testimonio del Evangelio con su propia vida.
Septiembre: Por las personas que viven al margen. Oremos para que las personas que viven al margen de la sociedad, en condiciones de vida infrahumanas, no sean olvidadas por las instituciones y nunca sean descartadas.
Octubre: Por el Sínodo. Oremos por la Iglesia, para que adopte la escucha y el diálogo como estilo de vida a todos los niveles, dejándose guiar por el Espíritu Santo hacia las periferias del mundo
Noviembre: Por el Papa. Oremos por el Papa, para que en el ejercicio de su misión siga acompañando en la fe a la grey que le ha sido encomendada, con la ayuda del Espíritu Santo.
Diciembre: Por las personas con discapacidad. Oremos para que las personas con discapacidad estén en el centro de atención de la sociedad, y que las instituciones promuevan programas de inclusión que potencien su participación activa.