Los obispos de México dieron a conocer su mensaje por el año nuevo 2023, cuyo comienzo “debe ser entendido y puesto en marcha desde la esperanza en la redención acontecida en Cristo. Esperanza que brota del corazón del discípulo”.
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En un video mensaje transmitido en las redes sociales de la Conferencia del Episcopado Mexicano, su secretario general, el obispo de Cuernavaca, Ramón Castro Castro, deseó a los mexicanos un feliz año nuevo 2023, y pidió a Dios que “toda la comunidad cristiana se convierta en levadura de paz, bajo la mirada tierna de Santa María de Guadalupe, que con su ayuda maternal deseamos comprometernos a trabajar con empeño, siguiendo a Cristo que es el Príncipe de la Paz”.
Consideró necesario “recomenzar desde la triste experiencia de la pandemia, habiendo vivido momentos muy difíciles que han traído sufrimiento e inquietud a tantas familias, añadiendo los estragos de la violencia generalizada, que se sufre y se padece en todo el país, ante la falta de seguridad que día con día se hace notar”, aunado a “los atentados a la institución de la familia, de la vida, a los valores, a la cultura, la crisis política y económica”.
Un compromiso mayor
Asimismo, pidió “recomenzar para trazar juntos caminos de paz. Y eso nos ubica que solo en la unidad y en la solidaridad podremos construir esa paz que tanto anhelamos y que, a modo artesanal, hemos de realizar todos”.
Ramón Castro se refirió a “las situaciones de injusticia y de violencia que siguen oprimiendo las diferentes zonas de nuestro país y que se extiende como un cáncer, enfermando a nuestra gente, tales como son el narcotráfico, la corrupción, la impunidad, la mala política, la pobreza, el odio, la polarización, el egoísmo, entre muchas más”.
Ante “toda esta realidad” –opinó el secretario general de los obispos- “nos exige un compromiso mayor de cambio, de conversión, para buscar las mejores oportunidades de trabajar juntos, por la paz”.
Finalmente, advirtió que “en este 2023 tendremos mucho que hacer. Hagamos que nuestras realidades, trabajos, se enfoquen, por ejemplo, en los conversatorios y foros por la paz. Que sean fruto de reflexión y de actuación como pueblo de Dios, como verdadera expresión de unidad y de encuentro para escucharnos y dialogar y nos dejemos iluminar por el resplandor de la verdad que traza el verdadero camino de la paz“.