Benedicto XVI no quería ser papa. Así al menos lo desvelaba el que fuera cardenal arzobispo de Nápoles, Michele Giordano, al recordar un encuentro con Joseph Ratzinger, entonces prefecto para la Doctrina de la Fe, el 16 de abril de 2005, dos días antes de ingresar en el cónclave. Giordano aludió a la posibilidad real de que fuera elegido Sucesor de Pedro el hombre que hoy ha fallecido en el Vaticano.
¿La respuesta de su interlocutor? “No, eminencia. No pienses en mí. Díselo también a los otros cardenales. No pienses en mí”, aseguraba que le dijo el que se convertiría días después en Benedicto XVI.
Así lo recoge el libro ‘Extra Omnes’ (Elledici), de Fabio Marchese Ragona, que saca a la luz algunos pormenores de la elección de los dos últimos pontífices. En la obra, Giordano explicaba que, tras esta negativa inicial, una vez que los votos le fueron favorables en el interior de la Capilla Sixtina, “Ratzinger aceptó las elecciones de forma inmediata y serena, con tanta naturalidad que casi nos pareció que siempre había sido Papa”.
El que fuera arzobispo de Nápoles también relataba cómo fue su primer reencuentro tras la elección. “Su Santidad, me conoce. Sabes que te quiero”, le confesó Giordano, a lo que Benedicto XVI respondió: “Su eminencia, gracias a sus monjas por los buenos almuerzos que me hicieron cuando fui su invitado en el obispado tantas veces y dígales a los napolitanos que recen por el nuevo Papa a la Virgen que tanto aman”.