Concluida la celebración de la eucaristía de la solemnidad de santa María, Madre de Dios, el papa Francisco ha presidido la oración mariana del ángelus de este 1 de enero cuando se han cumplido poco más de un día tras la muerte, este 31 de diciembre, de Benedicto XVI, a quien el pontífice encomendó a la Virgen. Además, el 1 de enero se celebra la 56ª Jornada Mundial de la paz con el lema “Nadie puede salvarse solo. Recomenzar desde el COVID-19 para trazar juntos caminos de paz”.
- OFERTA: Esta Navidad, regala Vida Nueva: la suscripción a la revista en papel para todo el año por solo 99,99 euros
- PODCAST: Adiós, Benedicto
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
Precisamente el pontífice pidiendo a la Virgen María recordó que “en estas horas invocamos su intercesión en particularpara el Papa emérito Benedicto XVI, que ayer por la mañana dejó este mundo. Nos unimos todos juntos, con un único corazón y una única alma, al dar gracias a Dios por el don de este fiel servidor del Evangelio y de la Iglesia”, de quien ha alabado los despliegues especiales sobre su actividad que se hacen en televisión.
El Papa ha felicitado a todos los presentes y a quienes han seguido su oración, agradeciendo en particular a las felicitaciones de los dirigentes italianos. Con motivo de la Jornada de la Paz ha lamentado la guerra en Ucrania y en otras regiones del mundo e invitó a seguir trabajando por la paz sin perder la esperanza porque tenemos fe en Dios. Deseó que los esfuerzos de todos los pueblos vayan dirigidos al desarrollo, la salud, alimentación y el trabajo ya que es continuo el grito de ¡No a la guerra y al rearme!
El lenguaje de la ternura
Destacando la celebración litúrgica y tras felicitar el nuevo año, el Papa destacó que María “acoge con sorpresa el misterioque vive, custodia todo en su corazón y, sobre todo, se preocupa del Niño”, según el relato evangélico de Lucas. “El lenguaje proprio de María es el de la maternidad: cuidar con ternura del Niño. Esta es la grandeza de María: mientraslos ángeles hacen una fiesta, los pastores acuden y todos alaban a Dios en voz alta por el acontecimiento que habíasucedido, María no habla, no entretiene a los invitados explicando lo que le ha sucedido, no roba el protagonismo; al contrario, pone en el centro al Niño, cuidándolo con amor”.
Para Francisco “este es el lenguaje típico de la maternidad: la ternura del cuidado” como se contempla en “las madrescontinúan poniendo en el centro de todas las atenciones a sus niños: los alimentan, los estrechan entre sus brazos, los acuestan con dulzura en la cuna”. “Cuidar: este es también el lenguaje de la Madre de Dios”, recalcó el Papa.
El lenguaje del cuidado
“Como todas las madres, María lleva en su vientre la vida y, así, nos habla de nuestro futuro. Pero al mismo tiempo nosrecuerda que, si queremos realmente que el nuevo año sea bueno, si queremos reconstruir la esperanza, hay que abandonar los lenguajes, los gestos y las elecciones inspiradas en el egoísmo y aprender el lenguaje del amor, que escuidado”, destacó Francisco. “Este es el compromiso: cuidar nuestra vida, nuestro tiempo, nuestra alma; cuidar la creación y el ambiente en el que vivimos; y, aún es más, cuidar a nuestro prójimo, a aquellos a los que el Señor nos ha puesto al lado, como también a los hermanos y a las hermanas que están necesitados e interpelan nuestra atención y nuestra compasión”, fue el deseo para el año nuevo.
Y en esta Jornada Mundial de la Paz invitó a tomar “conciencia de la responsabilidad que se nos ha confiado para construir el futuro: frente a las crisis personales y sociales que vivimos, frente a la tragedia de la guerra estamos llamadosa afrontar los retos de nuestro mundo con responsabilidad y compasión”. Algo, añadió, que “podemos hacerlo si noscuidamos unos a otros y si, todos juntos, cuidamos nuestra casa común”.