“Entre muchos creyentes hay un sentimiento -que no es del todo infundado- de que la teología destruye la fe de las personas”. Así lo afirmaba Benedicto XVI, fallecido el pasado 31 de diciembre de 2022, en una ponencia inédita, que, tal como recoge Europa Press, el Papa emérito impartía en junio de 1995 y que ha salido ahora a la luz de la mano de la editorial Plough.
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“La fe, si es la verdad, debe implementar el conocimiento. Y estudiar teología, no una que se entregue a una falsa imparcialidad académica y trate de justificarse académicamente de alguna manera en esta imparcialidad, sino una teología que tenga el coraje de tomar muy en serio la aventura de la fe y comprenda que la fe debe encarnarse materialmente, que es muy difícil, expuesto [a la crítica], pero muy necesario”, explicaba el entonces cardenal Joseph Ratzinger.
En este sentido, el que más adelante se convertiría en Pontífice, señalaba que hay una Iglesia “estrechamente vinculada a los poderes del mundo”, haciendo referencia al martirio que sufrieron dos anabaptistas, Georg Wagner y Klaus Felbinger, a manos de las autoridades católicas en el siglo XVI.
Renunciar a los criterios mundanos
“Nos aflige, por supuesto, el hecho de que la Iglesia estuviera tan estrechamente vinculada a los poderes del mundo que fuera capaz de entregar a otros cristianos para que fueran ejecutados a causa de sus creencias”, apuntaba en una conversación en Roma con los líderes de las comunidades católicas alemanas, Traudl Wallbrecher y Johann Christoph Arnold.
“Esto debería ser un profundo desafío para nosotros, lo mucho que todos necesitamos arrepentirnos una y otra vez, y lo mucho que la Iglesia debe renunciar a los principios y normas mundanos para aceptar la verdad como única norma”, añadía, para, de esta manera, “mirar a Cristo, no para torturar a otros, sino para seguir nosotros mismos el camino del testimonio, un camino al que el mundo siempre se opondrá, un camino que siempre conducirá a alguna forma de martirio”.