El Vaticano ya cuenta por 100.000 las personas que se han acercado hasta la basílica de San Pedro para dar el último adiós a Benedicto XVI. Las colas para despedirse del papa emérito se han sucedido un día más. Eso sí, mientras que ayer se contaban por 65.000 los fieles asistentes, en esta segunda jornada la cifra se ha reducido. De hecho, mientras el tiempo medio de espera era ayer de tres horas, hoy se podía entrar en alrededor de 45 minutos.
Además de cardenales como George Pell, ex prefecto de la Secretaría para la Economía, o el cardenal arzobispo emérito de Valencia, Antonio Cañizares -que paso varias horas rezando ante el cuerpo de Joseph Ratzinger-, la visita más llamativa ha sido la de Víktor Orbán, que, con extrema admiración, entró en torno a las 11 de la mañana con una delegación encabezada por el propio primer ministro húngaro y su esposa -mantilla incluida-.
Ambos fueron enfilados hasta la primera fila, donde estos dos días solo se habían sentado cardenales. Incluso el propio secretario personal de Benedicto XVI, el arzobispo Georg Gänswein, ocupaba filas posteriores.
Su última visita al Vaticano fue el pasado 21 de abril, cuando mantuvo una audiencia privada de 40 minutos con el papa Francisco. Entonces, el Pontífice agradeció al líder ultraderechista su acogida a los refugiados que huyen de la guerra de Ucrania, que sumaban por esa fecha casi 626.000, según datos gubernamentales.
Un giro en su gobierno, pues forma parte del bloque de la Unión Europea con una política antiinmigración más férrea, lo que le ha valido para ser considerado ‘enemigo’ de Jorge Mario Bergoglio.
Se trataba del segundo cara a cara de ambos líderes en menos de un año, pues pudieron charlar el 12 de septiembre de 2021 durante la breve visita del Pontífice a Budapest para clausurar el Congreso Eucarístico Internacional antes de continuar su viaje apostólico a Eslovaquia. Entonces, medios afines al gobierno calificaron al Papa de “imbécil” y “tonto” por su defensa de los migrantes. Pese a ello, Francisco no se arrugó y llamó a los ciudadanos a estar “abiertos” a todos.
En lo que a la capilla ardiente se refiere, los más madrugadores llegaron hoy a las 07:00 horas, cuando apenas existía fila alguna y se podía acceder con tranquilidad. Mañana también podrán despedirse de Ratzinger los fieles que quieran, de 07:00 a 19:00 horas, hora a la que se cerrará la capilla ardiente antes del funeral que presidirá el papa Francisco el jueves 5 de enero a las 09:30 horas en la plaza de San Pedro.
Será en ente momento cuando vengan más líderes mundiales. Aunque las únicas delegaciones oficiales son la italiana, con el presidente Sergio Matarella al frente junto a la recién estrenada primera ministra Giorgia Meloni, y la alemana -que contará con el canciller, Olaf Scholz, el presidente de Alemania, Frank-Walter Steinmeier y el gobernador de Bavaria, Markus Söder-, ya han confirmado asistencia otros mandatarios.
De España llegarán el ministro de la Presidencia (responsable de las relaciones Iglesia-Estado), Félix Boláños, y la Reina Sofía. De las casas reales europeas se contará también con los reyes de Bélgica, Felipe y Mathilde.
Así, ha confirmado el presidente de Polonia, Andrzej Duda; el presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa; y la presidenta de Hungría, Katalin Novak. Asimismo, medios italianos dan por segura la presencia del metropolita Antonji en representación del patriarca Kirill de Moscú. Según la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el resto de jefes de Estado o de Gobierno que asistan al funeral lo harán “a título personal”.