El cardenal Felipe Arizmendi Esquivel siempre consideró al papa emérito Benedicto XVI como “un regalo de Dios para la Iglesia y para la humanidad, no sólo por su claridad y profundidad teológicas, sino también por su visión antropológica sobre la actual cultura global”, ofreciendo al mundo una “iluminación a la luz de la Palabra de Dios, sin ceder a las modas transitorias de los tiempos”.
En su reflexión semanal difundida entre los medios de comunicación de México, el obispo emérito de San Cristóbal de las Casas (Chiapas) afirmó que a diferencia de lo que le achacaban sus detractores, siempre lo percibió “humilde, sencillo, paciente, muy educado y atento, comprensivo y abierto al diálogo, a la vez que firme y valiente para enfrentar los problemas internos de la Iglesia”.
El cardenal mexicano tuvo la gracia de compartir varios momentos con el difunto papa Benedicto XVI, desde que era Prefecto de la entonces llamada Congregación para la Doctrina de la Fe.
El cardenal Arizmendi recordó que cuando era obispo de Tapachula, Chiapas, de 1991 a 2000, y prestaba al mismo tiempo el servicio de secretario General del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), los miembros de la Presidencia visitaron a Benedicto XVI en la referida Congregación, para informarle de sus realidades y pedir su orientación.
En esa ocasión -recuerda- “le planteamos nuestro interés en acompañar la Teología India, sobre la cual había serias dudas en esa Congregación y en otras instancias eclesiales de aquí y de allá”.
A raíz de aquellos diálogos con él –añadió Arizmendi- “nos dijo que no era conveniente repetir los desencuentros tenidos con la teología de la liberación, sino ‘proseguir el camino de profundización de los contenidos doctrinales de la teología India, para avanzar en su clarificación a la luz de la Palabra de Dios y del Magisterio de la Iglesia’. Así nos lo escribió textualmente en una carta dirigida al cardenal Francisco Javier Errázuriz, arzobispo de Santiago de Chile y presidente del CELAM, el 26 de julio de 2004″.
En lo referente a la Teología India –agregó Arizmendi- “a diferencia de otros que sólo insistían en condenarla por completo, siempre propuso continuar clarificando los temas poco claros, siendo fieles a la fe católica y abiertos a otras vivencias teológicas, espirituales y pastorales”.
Asimismo, detalló que cuando fue obispo de San Cristóbal de las Casas fue convocado en diversas reuniones organizadas por la Secretaría de Estado, presidida en ese tiempo por el cardenal Sodano, para aclarar varios puntos sobre la herencia doctrinal y pastoral de su antecesor, monseñor Samuel Ruiz García, “pues había serias dudas no sólo sobre la ordenación de diáconos permanentes indígenas, sino en particular sobre la orientación de la misma diócesis, como si se hubiera intentado formar una Iglesia autónoma, al margen de la Iglesia universal”.
En esa ocasión –recordó Arizmendi- “aclaramos que la intención, antes y hasta ahora, es ser fieles al Concilio Vaticano II, que pide la formación de iglesias autóctonas, encarnadas en las realidades de cada lugar”.
También asegura que en aquellas reuniones en Roma, en que participaban obispos de México y cardenales de diferentes Dicasterios (Doctrina de la Fe, Liturgia, Clero, Obispos y Educación Católica), el cardenal Ratzinger nunca fue ofensivo ni nos descalificaba, sino que siempre escuchaba muy atento, seguía en profundidad los asuntos debatidos y daba su palabra “muy sensata e iluminadora, para mantenernos fieles al Concilio Vaticano II”.
El cardenal mexicano concluyó que “aunque escuchemos voces críticas contra el papa Benedicto XVI, agradezcamos al Espíritu Santo que ilumina y mueve a los cardenales para que tengamos en los últimos tiempos unos sucesores de Pedro que son verdaderos regalos para la Iglesia y para el mundo. Y sigamos meditando lo que Dios nos dijo, por medio de Benedicto XVI, para que nuestra vida sea plena de verdad y vida, de santidad y gracia, de justicia, amor y paz. ¡Feliz Año Nuevo!”.