Celso Morga aterrizó en la Curia romana de la mano de Juan Pablo II como oficial de la Congregación para el Clero, pero fue Benedicto XVI quien lo nombró secretario del dicasterio en 2010. La relación entre ambos no queda ahí. “Creo que ahora mismo soy el único obispo español ordenado por Joseph Ratzinger”, explica a Vida Nueva desde la Iglesia de Santiago y Montserrat en Roma.
Desde que el pasado 28 de diciembre se anunciara el debilitamiento del estado de salud del papa emérito, Morga ha releído en varias ocasiones la homilía de su ordenación. Y ha rezado con ella. “Insistió mucho en la perseverancia, que lo importante es perseverar en la llamada y en la respuesta que le damos a Dios… perseverar pase lo que pase”, destaca.
Más allá de palabras, hay un gesto del Papa alemán que Morga nunca olvidará. Y es una sonrisa. Sí, la sonrisa de Ratzinger cuando la madre del arzobispo, el mismo día de su ordenación, obvió cualquier tipo de protocolo y besó a Benedicto XVI. “Él la miró con una cara que expresaba mucha ternura”, recuerda.
Para Morga, Ratzinger, ya como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, era un peso pesado dentro de la Curia. “Era por todos conocido que Juan Pablo II, al final de su pontificado, siempre le preguntaba qué pensaba él antes de tomar decisiones”, señala. Y es que todos a su alrededor siempre han sido conscientes del “gran pensador” ante el que se encontraban.
“Creo que una de sus grandes preocupaciones fue la interpretación de la Escritura, por eso escribió el libro sobre Jesús de Nazaret”, destaca sobre la gran obra de Ratzinger. Así, lo ve como “un doctor en el sentido popular”, pues “declararlo doctor de la Iglesia es un proceso que tendría que iniciarse, pasar los trámites, por lo que hay que esperar, pero sí que es uno de los doctores de la Iglesia contemporáneos”.