La estatura física del cardenal Marc Ouellet (Canadá, 1944) intimida, pero solo un segundo, porque rompe toda barrera sonriendo. Después de rezar una hora junto al cuerpo de Benedicto XVI el pasado 4 de enero, conversa con Vida Nueva sobre el Papa que le confió la Congregación para los Obispos pasado el ecuador de su pontificado, cuando le llamó a Roma y tuvo que abandonar la Archidiócesis de Quebec. Este servicio en la Curia romana lo sigue prestando trece años después, aunque haya quien le ha intentado oponer a Francisco por el mero hecho de haber sonado como ‘papabile’ en el cónclave en el que los cardenales eligieron a Jorge Mario Bergoglio como el 266º Sucesor de Pedro. Así, el Papa argentino lo ratificó también como presidente de la Pontifica Comisión para América Latina, desde la que se trabaja en armonía (y con acento colombiano) con el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (CELAM).
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PREGUNTA.- ¿Benedicto XVI será recordado por ser el Papa que renunció?
RESPUESTA.- Él va a pasar a la historia por su altura intelectual y espiritual. Joseph Ratzinger es uno de los grandes intelectuales de Europa. Benedicto XVI supo hacer un diagnóstico de la situación antropológica de Europa y del mundo. Era un hombre que tenía una claridad mental incomparable, que tenía lucidez. Yo diría que tenía una fe sencilla y, a la vez, muy articulada, muy en diálogo con la racionalidad de toda clase: de las ciencias naturales, de las ciencias humanas, de la historia… Era un hombre de una cultura incomparable en el campo eclesial y en el campo intelectual europeo.
Será una referencia para le futuro de la humanidad. Yo estoy convencido de que es una de las grandes figuras de nuestra época y que será algún día doctor de la Iglesia por la calidad de sus escritos y el servicio que ha prestado a la Iglesia en la interpretación de la Escritura, porque el Concilio Vaticano II quiso que se renovara la teología a partir de la Palabra de Dios, pero en aquel entonces el desarrollo exegético era demasiado limitado a la investigación histórico-crítica; entonces, el sentido espiritual de la Escritura no sobresalía. Todo el trabajo de Ratzinger ha sido a la vez el mostrar los límites de la exégesis y completar con una interpretación eclesial y teológica de la Sagrada Escritura, y eso significa muchísimo para el valor de la Teología. Es un hombre que, como pocos, promovió la calidad de la Teología, de la que necesitamos muchísimo.
“El Pontífice de la sabiduría”
P.- ¿Será el Pontífice de la teología?
R.- No, de la sabiduría. No se le puede reducir al Papa de la teología. Es un hombre de pensamiento, mientras que Francisco es un hombre de acción. Todos los fundamentos que puso Benedicto XVI permitieron a Francisco desarrollar con mucha creatividad la evangelización, la misión, la alegría de creer, el contacto con el Pueblo de Dios… Todo lo que necesitábamos, porque el Espíritu Santo es más inteligente que los ideólogos que buscan oponer a los papas. Al contrario, el Espíritu Santo sabe complementar a unos y a otros para llevar adelante la misión de la Iglesia.