Vaticano

Juan José Omella: “Ante un mundo secularizado, Benedicto XVI no tembló”





El cardenal Omella, presidente de la CEE, ha encabezado la delegación eclesial española en el funeral por Benedicto XVI, el pontífice que consagró la basílica de la Sagrada Familia en Barcelona, la ciudad que el purpurado pastorea.



PREGUNTA.- ¿Se quedará Benedicto XVI únicamente con la etiqueta del Papa de la renuncia?

RESPUESTA.- Yo creo que la renuncia es un hecho importante dentro de la historia de la Iglesia, pero Benedicto XVI es mucho más que el Papa que renuncia. De alguna manera, su decisión marca un camino en la Iglesia y le hará bien, porque hoy se alarga mucho la vida y no sabemos cómo podemos llegar al final de los días. Es un Papa que da una profundidad al papado, sobre todo, por su capacidad intelectual y también profundamente teológica, mística.

A la altura de los Padres de la Iglesia

P.- ¿Se le acabará proclamando doctor de la Iglesia?

R.- Creo realmente que está a la altura de los Padres de la Iglesia. Toda su reflexión teológica goza de una calidad incuestionable. Veremos cómo el tiempo va digiriendo ese deseo que se expresa ahora, porque poco a poco estos anhelos se van posando con el vino. Apunta maneras a que pueda darse.

P.- Francisco y Benedicto XVI. Hay quien ha buscado enfrentarles y no precisamente desde fuera de la Iglesia. ¿Son polos opuestos?

R.- Son las dos caras de una misma moneda. Sin ser yo un gran teólogo, tengo claro que no hay oposición alguna entre uno y otro. Se complementan perfectamente desde una perspectiva distinta. Benedicto XVI es el hombre que, desde la especulación, llega a la concreción y la base de la pastoral, mientras que Francisco, desde la pastoral, llega a esa especulación, a la reflexión. Son dos maneras de hacer teología que no se contraponen, sino que comparten una profundidad impresionante que les permite llegar como pastores al corazón de cada una de sus ovejas.

El Papa de la esperanza

P.- Si Francisco es el Papa de la Misericordia, Benedicto XVI es…

R.- El Papa de la esperanza. No es fácil completar la frase porque podríamos decir muchas cosas, pero es cierto que en su teología emana una mirada esperanzadora. Ante un mundo secularizado, él no se pone a temblar. Él ha vivido en paz, ha respirado esa paz de Dios y ha contagiado esa paz a los creyentes. Por dentro tendría sus tensiones, a buen seguro, pero sabía abordar esas crisis desde la serenidad.

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