“La educación es un acto de amor que ilumina el camino para que recuperemos el sentido de la fraternidad, para que no ignoremos a los más vulnerables”. Así ha propuesto el papa Francisco que los educadores “añadan la fraternidad a sus enseñanzas”, en su intención de oración para este mes de enero.
- OFERTA: Año nuevo, Vida Nueva: este 2023 suscríbete a la revista en papel todo el año por solo 99,99 euros
- PODCAST: Réquiem por el papa sabio
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
Y es que, tal como ha señalado el Papa, “el educador es un testigo que no entrega sus conocimientos mentales, sino sus convicciones, su compromiso con la vida”.
Son, además, “creadores de comunidad”, porque están “sembrando con su testimonio”. De esta manera, están llamados a ser “testigos creíbles”, capaces de enseñar “la fraternidad en lugar de la confrontación” y centrados de forma especial en los jóvenes más vulnerables.
Texto íntegro
Quiero proponer a los educadores que añadan un nuevo contenido en la enseñanza: la fraternidad.
La educación es un acto de amor que ilumina el camino para que recuperemos el sentido de la fraternidad, para que no ignoremos a los más vulnerables.
El educador es un testigo que no entrega sus conocimientos mentales, sino sus convicciones, su compromiso con la vida.
Uno que sabe manejar bien los tres lenguajes: el de la cabeza, el del corazón y el de las manos, armonizados. Y de ahí la alegría de comunicar.
Y ellos serán escuchados mucho más atentamente y serán creadores de comunidad.
¿Por qué? Porque están sembrando este testimonio.
Oremos para que los educadores sean testigos creíbles, enseñando la fraternidad en lugar de la confrontación y ayudando especialmente a los jóvenes más vulnerables.