La Hija de la Caridad francesa perdió a su hermana gemela en 2018
Lucile Randon, la religiosa francesa conocida como sor André y reconocida como la persona más anciana del mundo, ha muerto a los 118 años. Así lo ha confirmado, a través de su página de Facebook, Hubert Falco, alcalde de Toulon, ciudad donde la religiosa pasó los últimos años de su vida, quien habría cumplido 119 el próximo mes de febrero.
“Con inmensa tristeza y enormes emociones me acabo de enterar de la muerte de la hermana André”, ha afirmado Falco. “Más allá del símbolo que representaba por haber cruzado el siglo y experimentado dos guerras mundiales, la hermana Andre fue ante todo una mujer profundamente buena y cariñosa”, ha subrayado.
Lucile Randon, nacida en 1904 en Ales, Francia, vivía desde 2009 en la residencia de ancianos Sainte-Catherine-Labouré de Toulon (Var). En este mismo lugar se contagió (varias veces) de Covid-19, junto a otros 80 ancianos, lo cual la convirtió, también, en la persona más mayor en haber superado la enfermedad. Según la propia religiosa, “la oración y una taza de chocolate caliente cada día” era su receta para llegar tan bien a su edad.
Nació en el seno de una familia protestante. Sin embargo, Lucile se convirtió al catolicismo a los 19 años y se unió a la congregación de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl en 1940, con 40 años. Desde octubre de 2017, había sido considerada la francesa viva más anciana, desde junio de 2019 como la mayor de las europeas y la religiosa más longeva del mundo. En 2018 perdió a su hermana gemela.