Este viernes, 20 de enero, el papa Francisco ha recibido en audiencia a un grupo de Hermanas del Servicio Social, fundada en Budapest por Margarita Slachta, con ocasión de su primer centenario de fundación. Durante el encuentro, que ha tenido lugar en el Palacio Apostólico, el Papa ha conversado con las religiosas, a quienes ha hecho entrega de su discurso, que no pronunciado, y en el Pontífice las alienta a “enfrentar los desafíos sociales con la única arma de la caridad”.
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“Los regalos que recibimos de la gente, el que podemos confeccionar con nuestras propias fuerzas, envolver y mimar”, señala Francisco. “Sin embargo, los dones del Espíritu conservan una vida siempre nueva, y en cada circunstancia de tiempo y lugar se regeneran y reinventan, sentándose en la vez fieles a su raíz”.
De esta manera, “podemos ver el carisma que recibió hace 100 años de su fundadora, Margarita Slachta, y que, a través del tiempo y el magisterio social de la Iglesia, se ha ido adaptando a los distintos escenarios políticos y sociales, hasta unirnos a nuestro días. Es impresionante la afirmación, durante el holocausto, de que los preceptos de la fe obligan a las hermanas a proteger a los judíos, incluso a proteger sus propias vidas”.
Mártires de la fe
Por ello, Francisco reconoce que “muchos mártires murieron por la fe, no en base a la negación de una mera libertad para adorar a su Dios, sino por la fe de vida que les impuso esa fe y, por tanto, de la defensa de la libertad, la justicia y la verdad”. “Puede parecer sorprendente, pero la primera prueba de ello es el martirio de San Juan Bautista”, añade.
“Aquellas circunstancias de principios del siglo pasado, con los cambios sociales que se produjeron en las guerras mundiales, fueron momentos cruciales, en los que Dios frenó el nacimiento de vuestra sociedad”, subraya. “No lo son menos los tiempos actuales, y hoy, como entonces, el llamado a ser testigos sigue vigente. Que buena serie los labios de Margarita resonarán en sus corazones con la misma intensidad que seguramente tuvieron en aquellas primeras hermanas. Son para ustedes un estímulo, que les enseña a sufragar los retos sociales como los que hicieron contra el nazismo, con la única arma de la caridad”.
