“Hay que partir de nuestros vicios y nuestros pecados, que son como anclas que nos sujetan a la orilla y nos impiden zarpar”, ha dicho Francisco
Este domingo de la Palabra del Señor, el papa Francisco ha dedicado sus palabras previas al rezo del ángelus al momento en el que Jesús llama a sus discípulos y estos, dejándolo todo, van tras él. “Dejar para seguir. Siempre es así con Jesús”, ha dicho el Papa.
Y es que, “tarde o temprano llega el momento en el que es necesario dejar para seguirlo”. Este, ha señalado, “es un momento decisivo para todo cristiano, porque aquí está en juego el sentido de todo lo demás”. “Si no se encuentra el valor de emprender, se corre el riesgo de quedar como espectadores de la propia existencia y de vivir la fe a medias”, ha explicado.
Por ello, “estar con Jesús requiere el coraje de partir de nuestros vicios y nuestros pecados, que son como anclas que nos sujetan a la orilla y nos impiden zarpar”. Sin embargo, “también necesitamos dejar atrás lo que nos impide vivir plenamente, como los miedos, los cálculos egoístas, las garantías de estar a salvo viviendo hacia abajo. Y también debemos renunciar al tiempo que se pierde en tantas cosas inútiles”.
Ejemplo de ello, ha dicho el Papa, es “una familia joven, que deja la vida tranquila para abrirse a la impredecible y hermosa aventura de la maternidad y la paternidad; es un sacrificio, pero basta una mirada a los niños para comprender que se hizo bien en dejar ciertos ritmos y comodidades”. Asimismo, existen “ciertas profesiones, por ejemplo un médico o un trabajador de la salud que ha sacrificado tanto tiempo libre para estudiar y prepararse, y que ahora hace el bien dedicando muchas horas del día y de la noche, muchas energías físicas y mentales a los enfermos”. En definitiva, ha señalado Francisco, “para realizar la vida es necesario aceptar el reto de partir”.