“He aquí la invitación de Jesús: Dios se ha hecho cercano a ti, así que toma conciencia de su presencia, haz espacio a su Palabra y cambiarás la mirada sobre tu vida”, ha dicho el Papa
El papa Francisco ha celebrado, en este tercer domingo del tiempo ordinario, la Santa Misa en la Basílica Vaticana con motivo de la Cuarta Jornada de la Palabra de Dios, que este año tiene como tema ‘Os anunciamos lo que hemos visto’ ( 1Jn 1, 3). Asimismo, durante la eucaristía, el Papa ha conferido a laicos y laicas de varios países del mundo el ministerio de lectores y el ministerio de catequistas.
“La Palabra de Dios es para todos”, ha recordado el Papa en su homilía, subrayando que “quiere llegar a los lejanos, quiere sanar a los enfermos, quiere salvar a los pecadores, quiere reunir a las ovejas descarriadas y aliviar a los que tienen el corazón cansado y oprimido”. “En resumen”, ha señalado Francisco, “Jesús nos dice que la misericordia de Dios es para todos”.
“Este aspecto también es fundamental para nosotros”, ha continuado. “Nos recuerda que la Palabra es un don dirigido a cada uno y que por eso nunca podemos restringir su campo de acción porque, más allá de todos nuestros cálculos, brota espontánea, inesperada e impredeciblemente, en el formas y tiempos que el Espíritu Santo conoce”. Y, si la salvación está destinada a todos, incluso a los más lejanos y perdidos, “entonces el anuncio de la Palabra debe convertirse en la principal urgencia de la comunidad eclesial, como lo fue para Jesús”. Y es que, como ha señalado el Papa, “una Iglesia de corazón apretado sería, me atrevo a decir, una maldición” y ha advertido: “que no suceda que prediquemos la salvación para todos y hagamos impracticable el camino para acogerla”.
Asimismo, el Papa ha recordado que la Palabra de Dios llama, además, a la conversión. “Esto quiere decir que la cercanía de Dios no es neutra, su presencia no deja las cosas como están, no defiende una vida tranquila. Al contrario, su Palabra nos estremece, nos incomoda, nos provoca al cambio, a la conversión. Y así, como una espada, la Palabra penetra en la vida, haciéndonos discernir los sentimientos y pensamientos del corazón, es decir, haciéndonos ver cuál es la luz del bien al que damos espacio y donde en cambio las tinieblas de los vicios y pecados a Ser peleado reúne”.
“He aquí la invitación de Jesús: Dios se ha hecho cercano a ti, así que toma conciencia de su presencia, haz espacio a su Palabra y cambiarás la mirada sobre tu vida”, ha dicho Francisco, subrayando que “este es el camino que nos muestra la Iglesia: todos, incluso los Pastores de la Iglesia, estamos bajo la autoridad de la Palabra de Dios, no bajo nuestros gustos, nuestras tendencias o preferencias, sino bajo la única Palabra de Dios que plasma, convierte nosotros, nos pide que nos unamos en la única Iglesia de Cristo.”
Finalmente, el Papa ha señalado que “la Palabra de Dios, que se dirige a todos y llama a la conversión, hace heraldos”. “Este es el dinamismo de la Palabra: nos atrae a la “red” del amor del Padre y nos hace apóstoles que sienten el deseo incontrolable de hacer subir a todos los que encuentran a la barca del Reino. Y esto no es proselitismo, porque a lo que él llama es la Palabra de Dios, no nuestra palabra”.