“La guerra es terrible. Sin embargo, no debemos darnos por vencidos, de esas cenizas que estamos viendo hoy ya puede brotar algo nuevo, de este fracaso podemos encontrar una lección de vida”. Estas han sido las palabras que ha dirigido el papa Francisco a una delegación del Instituto de Estudios Internacionales de Salamanca, a quienes ha recibido este jueves en el Vaticano.
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“La Sede de Pedro ha estado siempre atenta a las vicisitudes de todos los pueblos, a sus esfuerzos y sus dificultades por conseguir una vida mejor, buscando que alcancen la paz que el Señor prometió a sus discípulos”, ha asegurado el Papa.
“Esa paz”, ha continuado, “no solo supera a la que podemos alcanzar con medios puramente humanos, sino que además nos interpela para que esta última no se base simplemente en equilibrios de poder o en el silenciamiento de las justas demandas de los menos favorecidos”. Con todo, “la paz entre los hombres es un bien esencial por el que debemos trabajar con denuedo y suplicar con fervor a Dios”.
La guerra, un fracaso político
Sin embargo, Francisco ha señalado que “por desgracia la situación actual nos trae a la memoria algo que está en ‘Fratelli Tutti’: ‘Toda guerra deja al mundo peor de como lo había encontrado. La guerra es un fracaso de la política, un fracaso de la humanidad, una claudicación vergonzosa, una derrota frente a las fuerzas del mal'”.
En este sentido, “lo que parece una derrota y un motivo de oprobio puede, como el escándalo de la cruz, convertirse en una victoria”. Y esto puede lograrse, tal como ha apuntado el Papa, “si con nuestra oración y con nuestro trabajo, nuestro trabajo de mentalización, somos capaces de aportar soluciones, concitar voluntades, dar testimonio de que el amor, la fraternidad y el verdadero humanismo que nace de la fe vence al odio, al rechazo y a la brutalidad”.