‘La Santa Sede y la Agenda 2030’. Así rezaba el ambicioso título de la lección magistral que el nuncio en España, Bernardito Auza, ha pronunciado hoy en la Universitat Abat Oliba (UAO) CEU en la celebración de la Conversión de San Pablo, patrón del centro de estudios de la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) en Cataluña.
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Escoltado por el gran canciller de la UAO CEU y presidente de la ACdP y del grupo CEU, Alfonso Bullón de Mendoza, y por el rector de la UAO CEU, Rafael Rodríguez-Ponga, el embajador del Papa en nuestro país prometía ser fiel al “reto” de hablar sobre el tema solo durante 20 minutos. Sin embargo, su ponencia se prolongó por espacio de 48. “Ustedes son más generosos que el Santo Padre que solo nos concede ocho minutos para las homilías”, ha indicado entre risas el arzobispo filipino.
Auza ha comenzado su intervención recordando que la Agenda 2030 es “el programa más ambicioso e importante de la ONU, pues nunca antes se habían comprometido todos los líderes para que nadie se quede atrás”. Además, fue la culminación de “dos décadas de debates”, con unas negociaciones que intensificaron entre 2013, 2014 y 2015, por lo que se trata de un “documento consensuado”.
El que fuera observador permanente de la Santa Sede ante la ONU mientras se negociaba la Agenda 2030 –que hizo más de 300.000 kilómetros en un año representando al Vaticano– ha señalado que esta no es “un documento de una página, no es solo una declaración de principios o una hoja de ruta, sino un plan detallado con sus objetivos, metas y sistemas de evaluación”.
“Seguimos creyendo en las loables intenciones de la comunidad internacional”
Auza ha alabado las “grandes y solemnes” promesas de la Agenda 2030, como son acabar con la pobreza, poner fin al hambre, garantizar el derecho a la salud, el acceso a una educación inclusiva, lograr la igualdad de género, combatir el cambio climático o consolidar la paz. “Son objetivos sobre los que no tenemos nada que objetar, solamente en los detalles”, ha afirmado.
Entrando en materia, el nuncio ha dedicado la mayor parte de su intervención a centrar la posición de la Santa Sede sobre la Agenda 2030 y expresar sus reservas y dudas sobre algunos apartados, tal y como ya hizo en el momento de su publicación.
Auza ha señalado sin complejos que la Santa Sede tuvo una “activa participación” en el proceso que desembocó en la Agenda 2030 porque “creía y sigue creyendo que hay buenas y loables intenciones detrás de los esfuerzos de la comunidad internacional por tener una agenda de futuro para responder a los desafíos más urgentes”.
“Corremos el riesgo de relegar los objetivos más fundamentales”
En su opinión, “los objetivos son apreciables y buenos, unos más fundamentales que otros, por ejemplo acabar con la pobreza es más fundamental que cualquier otro, pero creo que son demasiados objetivos y con ello corremos el riesgo de relegar los más fundamentales o urgentes”.
Además, ha señalado que “en algunas partes de la Agenda 2030 hay un excesivo idealismo que da la impresión de ser una utopia, pues se fijan metas no alcanzables en 15 años”. Y esto lo ha explicado poniendo como ejemplo los Objetivos del Milenio, en los que se hablaba de “erradicar la pobreza extrema”, mientras que en la Agenda 2030 son más ambiciosos hablando de “poner fin a todas las formas de pobreza en todo el mundo”.
El nuncio en España ha advertido también sobre el “nominalismo declaracionista”. “Si buscas en internet casi que solo sale el papa Francisco. Es un concepto nuevo casi inventado por él. Es la práctica de apaciguar las conciencias con declaraciones solemnes en lugar de hacer efectiva la lucha contra todos los flagelos”, ha destacado añadiendo que es un mal que “puede afectar a todas las instituciones, incluida la Iglesia, como con planes pastorales que duermen en los cajones”.
Contra la “colonización ideológica”
Siguiendo su argumentación, Auza ha advertido también del riesgo de apostar por una “única solución para todos los desafíos en todos los países”. Y ha añadido: “Se trata de soluciones preconfiguradas que imponen quienes donan, pues tienen el poder de decidir qué programa quieren financiar. Esto deriva en una colonización ideológica”. En este sentido, también ha cargado contra los países que hacen una aplicación selectiva de los objetivos y metas reinterpretando un documento común según sus propios intereses, por ejemplo, sobre el aborto.
Auza ha asegurado, “al contrario de lo que muchos creen”, que “la Santa Sede no está completamente de acuerdo con la Agenda 2030, pero hay que reconocer que los objetivos son compartidos”. “¿Quién no va a estar de acuerdo con acabar con la pobreza?”, se ha preguntado. “Estamos de acuerdo con la mayoría de objetivos y metas”, ha remarcado. Y sobre los que no, han formulado reservas, sobre todo en lo relativo a la familia, la defensa de la vida o la sexualidad, como ha subrayado el nuncio.