El presidente de la Conferencia Episcopal, Juan José Omella, mostró hoy su preocupación por los “mares y ríos que quieren anegar” el proceso sinodal abierto por el Papa. Así lo manifestó en el encuentro celebrado hoy en la sede del Episcopado para aprobar la síntesis que la Iglesia española enviará a la fase continental de la consulta global convocada por Francisco.
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Omella ejerció de anfitrión con un saludo inicial, flanqueado por el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, el secretario general y obispo auxiliar de Toledo, César García Magán, así como el arzobispo emérito de Zaragoza, Vicente Jiménez, como coordinador de este proceso sinodal en España. Junto a ellos, los 120 sacerdotes, religiosos y laicos que representan en esta cita a toda la comunidad católica de nuestro país. Entre ellos, se encontraban una veintena de arzobispos y obispos pertenecientes a la Comisión Permanente, además de otras personalidades eclesiales, como el secretario general de la Conferencia Española de Religiosos, Jesús Miguel Zamora, así como el secretario general de Escuelas Católicas, Pedro Huerta.
Momento histórico
“Es apasionante el momento histórico que nos ha tocado vivir”, enfatizó el cardenal arzobispo de Barcelona, elogiando cómo el Papa “ha puesto en marcha a toda la Iglesia universal para reflexionar qué quiere el Señor en este momento de nosotros los cristianos en el mundo”
“Tenemos dificultades. Se están mostrando muchas resistencias, pero no hay que tener miedo. No tengamos miedo a este proceso sinodal. Se han levantado voces. ¿Y qué? ¡Que se levanten!”, reconoció el purpurado, que hizo un llamamiento a los cristianos de nuestro país a seguir adelante “sin perder el amor y la esperanza, sin perder la comunión y la alegría”. “La tienda es frágil, se pone en el desierto y pueden venir los vientos y las lluvias. Cuando uno ha estado de campamento, sabe que a veces se siente inseguro”, añadió desde su experiencia personal.
El Espíritu Santo como pegamento
En el contexto actual social y político polarizado, defendió que “el Espíritu Santo es como es pegamento que pega bien. Él es quien nos lleva a la comunión”. “No podemos ser otra cosa en el mundo más que agente de comunión. Cuando sentimos tanta falta de comunión en nuestro pueblo y en nuestra Iglesia, de arriba abajo”, aseveró.
En este sentido, hizo una defensa pública contundente sobre Francisco, sin citar los recientes ataques que ha sufrido en estos años y, especialmente, tras la muerte de Benedicto XVI, tanto por el secretario personal Georg Gänswein como por el cardenal alemán Gerhard Müller. “O vamos con Pedro, o si no, ¿qué hacemos? O vamos juntos en comunión, ¿o qué hacemos?”, aseveró, subrayando que solo tiene sentido ser Iglesia “‘cum Petro et sub Petro’, sea quien sea, es el elegido por el Señor”. “Pedro no nació en Galilea, nació en Aragón y no hay nadie más cabezón. Él se resistió a Cristo, pero Cristo le eligió a él”, bromeó a continuación.