“Buscar la fraternidad en todos los ambientes sociales, aprender y enseñar a acoger a todos, a trabajar con todos, a buscar soluciones de consenso que tengan un amplio respiro. No enrocarnos nunca, ni en el grupo cristiano al que pertenecemos, ni en la responsabilidad que se nos confió, vivir con un espíritu libre, en sana indiferencia”. Esta es la petición del papa Francisco a los 70 sacerdotes de Barcelona involucrados en la pastoral con jóvenes que hoy ha recibido en el Vaticano.
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Como acostumbra a hacer cuando está a gusto con su audiencia, Jorge Mario Bergoglio ha prescindido del mensaje preparado, que se los ha entregado, y ha dedicado el tiempo a charlas con el clero, acompañado por los dos obispos auxiliares de la archidiócesis, Sergi Gordo y Javier Vilanova.
Escuchar antes de hablar
No obstante, en las palabras que el clero se ha guardado para leer, el Pontífice les recuerda a sus “queridos hermanos” que son “parte de un grupo más grande”, por lo que deben “caminar juntos escuchando antes de hablar” y sabiendo colocarse “según convenga, también en medio y atrás, no solo delante”.
“Jesús nos llama desde nuestra pobreza, desde nuestra fragilidad, debemos responder a esa llamada con un propósito perenne de conversión. Rechazar el carrerismo, la doble vida, la búsqueda de satisfacciones mundanas, abrazando la cruz, las mediaciones de la Iglesia: sacramentos, vida de oración, ascesis, etc. Al mismo tiempo, ser capaces de misericordia precisamente porque tocados por la misericordia del Señor, no dando lecciones sino testimoniando una experiencia de intimidad con Dios”, ha completado su mensaje.