“La formación tiene que descansar sobre una experiencia espiritual, una experiencia de fe. No somos personas que solo quieren aprender materias, sino que también queremos fortalecer nuestra experiencia de fe”, expresó el obispo de Chillán y secretario general de la Conferencia Episcopal de Chile, Sergio Pérez de Arce, al clausurar la Escuela diocesana de Verano de su diócesis, que se realizó durante una semana con 6 cursos paralelos.
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El obispo, en esa oportunidad, agregó que “la formación en la iglesia tiene cuatro dimensiones que apuntan a la persona humana desde la mirada de la fe. La dimensión personal: conocernos, comprendernos y mirarnos como hijos de Dios; la dimensión intelectual: conocer el mensaje, iluminar el intelecto; la dimensión espiritual, base de todo: comprender que nuestra vida no es solo una doctrina, sino que un camino con Jesús; y la dimensión pastoral: todo tiene sentido en vistas de la misión, de convivir en la iglesia y anunciar el mensaje. Estas cuatro dimensiones no están separadas. Ojalá nos formemos en todas ellas”.
Volver a encontrarse
Este curso fue presencial con participantes provenientes de varias parroquias de la diócesis, lo que marcó las Escuelas realizadas este año, recuperando el encuentro interpersonal que favorece la vivencia de comunidad.
También presencial fueron los 9 cursos ofrecidos en Arica durante una semana en el Colegio San Marcos organizados por el Instituto de Formación Pastoral Mons. Renato Hasche sj.
En Temuco, por su parte, la Escuela de Verano 2023 se realizó en la Universidad Católica de Temuco. Abordó tres ámbitos dirigidos a agentes pastorales, en especial para Catequistas, Ministros Laicos, Coordinadores y Asesores.
Mientras en Valdivia, la XXV Escuela de Verano tuvo lugar en la Universidad Austral de esa ciudad, organizada por el área diocesana de Formación y Espiritualidad. El obispo Santiago Silva, al inaugurar la Escuela dijo que ella “es fundamental en nuestra diócesis, ya que nos permite avanzar en el camino del discipulado, con la adhesión a Cristo, que nos lleva a la formación y la formación que nos lleva a la Evangelización”.
Discernir y responder al Señor
Un poco más al sur, en la arquidiócesis de Puerto Montt, la Escuela Teológica Pastoral para laicos 2023 tuvo como objetivo acompañar a laicas y laicos en su proceso de maduración de la fe a través de cursos-talleres teóricos-prácticos de formación humana-espiritual que les ayuden a discernir y responder con libertad a la llamada del Señor Jesús a vivir su fe comprometida en comunidad. Con ese objetivo, ofrecieron también varios temas con gran concurrencia de participantes.
En La Serena, el Instituto de Pastoral Arquidiocesano organizó la Escuela de Verano en 3 sedes, en semanas diferentes, para facilitar la concurrencia de participantes del mayor número posible de parroquias. Este año se orientó preferentemente a catequistas para “profundizar en los sacramentos del bautismo y matrimonio. Para ello, en esta ocasión hemos planificado los talleres en conjunto con la Comisión Arquidiocesana de Catequesis. El énfasis es principalmente para catequistas, a quienes está dirigido el curso, pero lógicamente abierto a toda la comunidad que anhele profundizar respecto a estos temas”, explicó Miguel Alvarado, secretario ejecutivo del Instituto. Agregó que sus contenidos están centrados en “el ámbito pastoral y celebrativo, con la intención de potenciar aspectos que permitan efectuar un acompañamiento más completo”.
En la diócesis de Valparaíso su escuela de verano fue virtual para facilitar la participación desde parroquias de toda la diócesis, lo que permitió la concurrencia de personas de Isla de Pascua. Organizada por el Área de Formación centró sus contenidos en los Consejo Pastorales, en clave sinodal, abordando la identidad de la parroquia, la importancia del discernimiento personal y comunitario para la vivencia del proceso sinodal, la misión evangelizadora de los consejos entorno al sector parroquial y pautas para realizar una planificación pastoral en clave sinodal, fueron algunos de sus temas.
Alegría por volver a la presencialidad, en muchas diócesis, sobre todo por la gran cantidad de participantes, ha sido el rasgo destacado en esta nueva versión de las Escuelas de Verano, tradicionales en el mes de enero en la iglesia chilena.