El papa Francisco visita la República Democrática del Congo en la primera etapa de su 40º viaje apostólico, un país que conoce bien el misionero de África –padre blanco–, Luis Arcos, que ha estado los últimos ocho años de los 52 que ha estado desarrollando su ministerio en el continente. “El problema es más político y económico, porque R. D. Congo tiene coltán, un mineral importantísimo para el desarrollo de los países”, apunta en Obras Misionales Pontificias mientras valora el creciente islamismo.
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Un viaje para unir
“Se están muriendo de hambre; si no tienes dólares, no te curan”, denuncia Arcos al repasar la inestabilidad política que genera la existencia de múltiples grupos armados. Para el religioso es de destacar el coraje del papa Francisco ya que es un país que tiene “muy mala prensa: injusticia, corrupción, venta, armas, grupos…” Así explica que se ha caído de la agenda la visita al este, a la ciudad de Goma, ya que “es una situación insoportable”. En ese sentido, apunta que “la presencia del Papa va a hacer una unión sobre todo entre los católicos”, por lo que espera “una palabra de esperanza, y diría de coraje, porque venir al Congo en esta situación…”
“Todos los obispos son congoleños, no hay ninguno blanco. Hasta de los misioneros de África hay cada vez menos europeos”, describe. Aunque, advierte, que “van viniendo más misioneros africanos para continuar la vida de la misión”, entre los que hay 58 misioneros españoles que siguen en el país. Con razón la Iglesia de la República Democrática del Congo es la más numerosa de África, con un 49% de católicos entre la población del país. Un porcentaje que llega casi al 98% si se suman las diferentes confesiones cristianas del país; aunque sus 48 diócesis no son autosuficientes ni humana ni económicamente.