Dos informes independientes documentan más de 80 años de abusos sexuales y espirituales por parte de los fundadores de la comunidad
Este lunes, 30 de enero, se ha publicado los informes independientes promovidos por la comunidad del El Arca y los dominicos, para esclarecer los abusos sexuales y espirituales de los fundadores esta iniciativa dedicada a la atención con personas con discapacidad. Jean Vanier y el dominico Thomas Philippe crearon, según estas investigaciones, un núcleo sectario con creencias y prácticas místico-eróticas en el seno de la Iglesia tal como ha desvelado La Croix en una amplia publicación.
Estas investigaciones surgen cuando en febrero de 2020, la comunidad El Arca hizo públicas las denuncias que se llevaban produciendo desde poco antes de la muerte de Jean Vanier en 2016. Toda una institución en el trabajo con las personas con discapacidad, se descubrió que el fundador había promovido de una serie de prácticas místico-eróticas que se remontaban a los años 50 y que se remontaban a su inspirado y cofundador de El Arca, el dominico Thomas Philippe –fallecido en 1993–.
Tras el descubrimiento de diferentes denuncias, desde 2020 han estado trabajando comisiones multidisciplinares: una de El Arca, por los dominicos y por los Hermanos de San Juan –fundados por Marie-Dominique Philippe, hermano carnal de Thomas Philippe–. El informe de la comunidad, a lo largo de 900 páginas, estudia la historia de la fundación de El Arca y la trayectoria personal de Jean Vanier y su relación con Thomas Philippe; y el segundo, de 700 páginas, se centra en las responsabilidades de los dominicos en las derivas de los hechos cometidos por los dos hermanos Philippe.
En los escritos se describe a la comunidad casi centenaria como “secta oculta en el corazón de la Iglesia”. “Empoderamiento, abuso sexual, delirio colectivo, corrupción teológica de nociones en el corazón del cristianismo, desviación espiritual, manipulación, representaciones incestuosas de la relación entre Jesús y María”, son algunas de las expresiones presentes en las conclusiones.
La historia comienda con la creación por parte de Thomas Philippe de L’Eau vive en 1945 como “escuela de sabiduría” que concentraría a jóvenes católicos de todo el mundo para ser una nueva élite. Las denuncias de dos mujeres en 1952 al Vaticano obligaron al traspaso de poderes que recayó en el joven Jean Vanier. Tras el proceso la Santa Sede ordenó la secularización del dominico en 1956, algo que los hermanos Philippe vendieron como una purga ideológica por parte de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
El proceso confirmó que al menos desde 1942, Thomas Philippe ha mantenido relaciones sexuales con mujeres –muchas de ellas religiosas de cinco conventos– a las que ha acompañado espiritualmente justificadas dentro de un falso misticismo. En los informes se detalla que estos abusos se producían incluso dentro de ceremonias en grupo. También a los dominicos había llegado la insistente denuncia de una laica que fue obligada a abortar tras quedar embarazadade Thomas Philippe.
El fraile justificaba su acción a partir de una experiencia mística de haber vivido la “noche de bodas de la Virgen María” tras la contemplación de un cuadro en Roma cuando tenía 33 años. Allí surgió su convicción de que “Jesús y María habrían mantenido un vínculo místico de carácter sexual durante su vida terrenal con el fin de rehabilitar la carne y prefigurar a los que vivirían en el Cielo”. Unas reflexiones compartidas por su hermana, la madre Cécile, antigua priora del vecino convento de L’Eau vive, sancionada en su día por proporcionar víctimas a su hermano. El Vaticano recluyó finalmente en un hospital psiquiátrico sin contacto con los seguidores de su comunidad.
Vanier, relataría él tras la primera denuncia en 2016, fue introducido en estas prácticas sexuales en junio de 1952 por una de las mujeres del grupo. Enseguida sintonizó con la propuesta y se convirtió en el “discípulo más fanático” de Thomas Philippe, según los informes del proceso vaticano. Si bien en el proceso que condenó al dominico no se incluyó ninguna sanción para él, a pesar de que se describe como un hombre inmaduro y desestructurado.
Tras muchos contactos secretos con Thomas Philippe, en 1964 nació El Arca como “pantalla” para los abusos del dominico y de Vanier. “Hay una lógica sectaria en la fundación y, al mismo tiempo, el proyecto de vivir con personas discapacitadas encuentra en ellas una intuición profunda y sincera. Se van a sentir abrumados por lo que ellos mismos han fundado” ya que el éxito universal del proyecto sería impensable, señala el historiador Florian Michel. Así, concluyen, “el inesperado éxito de El Arca y la creciente aureola de Jean Vanier les protegieron”. “La relación de autoridad legítima en la que Jean Vanier forma a los miembros de El Arca se basa en su sumisión (amorosa, confiada e iluminada)”, se lee en el informe.
Otro capítulo que se estudia es la pretensión de Vanier, dentro de su discernimiento sacerdotal, de ser ordenado por el arzobispo de Quebec sin pasar por el seminario. Y es que el laico Vanier buscó un tiempo con “obstinación” ser ordenado sacerdote para ganar mayor legitimidad en L’Eau vive. En el informe se detalla que “el fundador de El Arca no sólo no se sometió nunca a las condiciones fijadas para su ordenación, sino que mantuvo a Thomas Philippe como capellán”. Esta crisis sería superada con la fama que la comunidad va teniendo en ambientes católicos y sociales, a los que es respondió desarrollando una postura “profética” desarrollando funciones sacerdotales como la predicación o el acompañamiento espiritual que fueron la puerta para permitir los abusos revelados.