Uruguay: Jacinto Vera será beato el 6 de mayo

Los obispos uruguayos comunicaron este adelanto con respecto a la beatificación del primer obispo de Montevideo

Uruguay: Jacinto Vera será beato el 6 de mayo

Los obispos de Conferencia Episcopal de Uruguay informó que la Santa Sede confirmó la fecha de beatificación del venerable Siervo de Dios Jacinto Vera. Será el próximo sábado 6 de mayo, en la ciudad de Montevideo.



El papa Francisco había aprobado, el último 17 de diciembre, el milagro obtenido por la intercesión de este siervo de Dios. Y ahora concedió la fecha pedida por los mismos obispos uruguayos, en  la que se recuerda su muerte, en plena misión en la ciudad de Pan de Azúcar (departamento de Maldonado) en 1881.

El cardenal Paulo Cezar Costa, arzobispo de Brasilia es el enviado papal que presidirá la ceremonia de beatificación.

¿Quién fue Don Jacinto?

Nació el 3 de julio de 1813 en pleno Océano Atlántico cuando su familia se dirigía a Uruguay. Trabajó en el campo, y cuando descubrió su vocación a los 19 años, se trasladó a Buenos Aires donde celebró su primer misa en 1841.

Fue teniente cura y luego, durante 17 años, párroco de la Villa de Guadalupe de Canelones. Fue nombrado vicario apostólico del Uruguay el 4 de octubre de 1859; y lo consagraron obispo el 16 de julio de 1865. En 1870, participó del Concilio Vaticano I. Fue el primer obispo de Montevideo desde el 13 de julio de 1878.

Vivió en forma austera, y se ocupó pastoralmente de los pobres, los presos y los enfermos, y llevó el anuncio de salvación a toda la República. Fue instrumento de paz y reconciliación entre los orientales.

Preparación

El episcopado de Uruguay manifestó su alegría ante esta noticia y pidió a los fieles que se preparen para esta celebración, “ya que será un acontecimiento memorable en la historia de nuestra Iglesia”.

Recordaron que, al comunicar la beatificación de Mons. Vera expresaron: “Guió a nuestra Iglesia en tiempos difíciles, llevó la frescura de vida y de gracia del Evangelio a todos sin distinción. Al final de sus días, don Jacinto cosechó una admiración unánime de la sociedad de su época, aún de sus mismos adversarios, como quedó plasmado en los homenajes tributados a su muerte”.

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