El pasado domingo 22 de enero en Jerusalén, la Iglesia evangélica luterana de Jordania y Tierra Santa vivió un día grande con la ordenación sacerdotal de Sally Azar, la primera mujer consagrada allí donde Jesús murió y resucitó. Todo un hito por el que, más allá de Jerusalén, esta joven palestina se ha convertido en la quinta mujer ordenada en todo Oriente Medio, habiendo tres compañeras en Líbano y una en Siria.
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En lo personal, la jornada fue redonda para su familia, pues presidió la ceremonia de su ordenación su propio padre, el obispo Sani Ibrahim Azar. En conversación con Vida Nueva, el prelado reconoce que “la ordenación de Sally fue uno de los momentos de mayor orgullo de mi vida, tanto como padre como obispo de la Iglesia evangélica luterana de Jordania y Tierra Sant (ELCJHL, por sus siglas en inglés”).
Siempre a su lado
Además, el paso dado por su hija no le ha sorprendido en absoluto: “Desde muy joven, Sally estuvo activa en nuestra Iglesia. A menudo me acompañaba temprano al templo y me ayudaba en mis deberes pastorales cuando era pastor de la Iglesia del Redentor en Jerusalén. A medida que crecía, hizo preguntas profundas sobre la fe, y el programa de jóvenes de nuestra Iglesia fue una de sus principales actividades. A temprana edad se aseguró de su llamado a ser pastora y se fue a estudiar. Estoy muy orgulloso de todo lo que ya ha logrado”.
Eso sí, el obispo reconoce que no todo ha sido fácil y han encontrado reacciones encontradas: “La ordenación de mujeres no es algo totalmente aceptado en nuestra comunidad cristiana local. Hemos recibido varias declaraciones formales que condenan nuestra decisión de ordenar a una mujer, así como varias respuestas en Facebook que cuestionan nuestra legitimidad como Iglesia. Esto es difícil, ya que nos enorgullecemos de nuestro lugar en la comunidad cristiana aquí”.
Reticencias internas
Eso sí, él no tiene dudas sobre el paso dado: “Para mí, el Evangelio es claro. Somos una Iglesia de justicia y damos la bienvenida a todos. Estoy muy agradecido a aquellos que están con nosotros y se presentaron en multitudes sin precedentes para apoyar la ordenación de Sally. Confío en que, con el diálogo continuo y el paso del tiempo, esta decisión será tolerada, si no aceptada”.
Pero, para Sani Ibrahim Azar, el principal argumento se encuentra en las Escrituras: “Hay una gran cantidad de pasajes bíblicos que iluminaron a nuestra Iglesia para dar la bienvenida a la ordenación femenina. Uno de nuestros pastores, el reverendo Munther Isaac, con el apoyo de nuestra Oficina de Justicia de Género, publicó un libro este invierno citando pasajes bíblicos y respondiendo a la oposición teológica común a aceptar mujeres como pastoras”.
La primera discípula
Actualmente, “este libro solo se publica en árabe, ya que es más importante para nuestra comunidad local, pero estamos buscando traducirlo pronto al inglés. Algunos de estos pasajes incluyen Juan 4.28-30, Gálatas 3.27-28 y Génesis 1.27. En Juan escuchamos la historia de la mujer samaritana en el pozo. Después de su encuentro con Jesús, evangelizó. Le habló a todo el pueblo acerca de Jesús, de cómo él es el Mesías. Ella es la primera discípula”.
Para el obispo, “en Gálatas está escrito: ‘Todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo os habéis revestido. Ya no hay judío ni gentil, ni esclavo ni libre, ni hombre ni mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús’. Este pasaje descarta la importancia del género una vez que somos bautizados en Cristo, lo que significa que aquellos que creen en Dios pueden entregar este mensaje sin importar si son hombres o mujeres”.
A imagen de Dios
Además, “en el Génesis está escrito: ‘Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó’. Este pasaje afirma que las mujeres también, no solo los hombres, están hechas a la imagen de Dios. Los géneros son iguales a los ojos de Dios, cualquiera puede transmitir el mensaje de Cristo”.
Como concluye el prelado, “estos son algunos de los muchos versículos en los que nos basamos cuando cuestionamos la ordenación de la reverendo Sally. Como mencioné, el libro del reverendo Munther aborda todo esto en su totalidad. Oro por el ministerio de mi hija en los próximos años, y por el diálogo continuo y la comprensión de nuestra comunidad sobre este tema”.