Los obispos españoles han hecho pública esta misma tarde una nota de condena a la resolución del Tribunal Constitucional, que hoy, después de 13 años, ha rechazado la ponencia que declaraba inconstitucional la “Ley Orgánica 2/2010 de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo”, y ha pedido una nueva ponencia.
“Esta decisión permitirá entender el aborto como un derecho, declarando constitucional que haya seres humanos que no tienen derechos, y avalando de este modo una ley ideológica, anticientífica y que promueve la desigualdad”, afirman en un rotundo escrito firmado por todos los obispos de la Subcomisión Episcopal de Familia y Vida de la Conferencia Episcopal Española, encabezados por el obispo de Canarias, José Mazuelos.
Según los prelados, “esta resolución permitirá determinar, en nombre del materialismo más radical, la eliminación de los seres humanos en la primera etapa de su vida. Es triste que la legislación y la política instauren un darwinismo social al servicio del neocapitalismo más salvaje, en vez de buscar el bien común y la defensa de los más débiles”.
“Recientemente hemos afirmado en el documento ‘El Dios fiel mantiene su alianza’ que desde la aprobación del aborto en 1985, los conocimientos sobre el ADN, las ecografías 3D, 4D y 5D permiten afirmar aún con más contundencia que negar que existe una nueva vida en el seno de una mujer embarazada desde la concepción es irracional, y afirmar que un supuesto ‘derecho a decidir sobre el propio cuerpo’, una falacia. Si el mundo sigue profundizando en el paradigma ecológico de los cuidados, algún día lloraremos los millones de víctimas que nunca pudieron siquiera ver la luz ni darnos su luz”, afirman en el escrito.
Como explican los obispos de España, esta legislación “permite que los Síndrome de Down sean abortados hasta los cinco meses y medio. De este modo, el Tribunal Constitucional, que debería ser el garante último de los derechos fundamentales, permitirá atentar contra la vida humana y contra la igualdad de todos”.
Ante esta decisión, “queremos recordar que la vida humana es un don de Dios, de manera que nadie puede disponer de la vida de otro ser humano”, señalan apoyándose en la encíclica ‘Evangelium Vitae’ de Juan Pablo II.
La Subcomisión destaca que “la historia nos enseña que cada vez que el ser humano se ha cuestionado la dignidad o el valor de ciertas vidas humanas, por distintos motivos, como por ejemplo la raza, el color de la piel o las creencias, se ha equivocado gravemente”. Del mismo modo, “es un lamentable error cuestionar la dignidad de la vida humana en función de la edad”, añaden.
Tal y como ponen de manifiesto, “como Iglesia, solo podemos ser voz de los sin voz, haciendo resonar el grito silencioso de tantas vidas humanas que claman desde el seno de sus madres, pidiendo justicia para que se respete su derecho a vivir”.
Y continúan: “Esto no significa en ningún sentido abandonar a las mujeres que tienen problemas para seguir adelante con su embarazo. Al contrario, queremos estar a su lado, acogiéndolas y ofreciéndoles una ayuda integral. A su vez, nos dirigimos a aquellas mujeres que han abortado voluntariamente, con el deseo de recordarles que, en el rostro misericordioso de Jesús, encontrarán consuelo y esperanza”.
El Episcopado reclama a las distintas administraciones que, “en lugar de proclamar el derecho al aborto, promuevan iniciativas que ayuden a la mujer a vivir su maternidad, evitando ser abocada al aborto”.