“No me gusta que me llamen creador, porque Creador solo es Dios desde allí arriba. Soy un trabajador que intenta hacer las cosas lo mejor posible, en este caso las películas”. Así se explicaba en 2010 Carlos Saura, fallecido hoy en su casa en Madrid a los 91 años, al estrenar su película ‘Yo, Don Giovanni’.
El aclamado director, fotógrafo y escritor llevó en 1989 a san Juan de la Cruz a la gran pantalla, ofreciendo el papel del santo a Juan Diego. ‘La noche oscura’ –sin ánimo de hacer mucho ‘spoiler’– muestra las vejaciones a las que someten los carmelitas al místico.
Saura, autoconvencido darwinista, relataba en una entrevista hace un año a El Español qué le llevaba a suspender una única asignatura cuando era pequeño: Religión. “Siempre he estado muy interesado en la evolución del hombre. He sido darwinista desde muy joven. Los curas en el colegio me preguntaban: ‘¿Pero de verdad cree que el hombre viene del mono?’. ‘Y de mucho más allá’, les respondía yo, y me ponían un cero en religión”.
El cine español está de luto a 24 horas de celebrar su gran noche, en la que se iba a reconocer al aragonés con el Goya de Honor “por su extensa y personalísima aportación creativa a la historia del cine español desde fines de los años 50 hasta hoy mismo”. Sin embargo, ahora será póstumo, según ha informado la propia Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas a Europa Press.
Nacido en 1932 en Huesca, Saura fue golpeado en su infancia por la Guerra Civil y más tarde por las secuelas del franquismo, cuya férrea censura supo burlar en sus películas mediante símbolos y alegorías envueltas en un lenguaje visual, a veces críptico, hasta el advenimiento de la democracia, cuando su amor por la música se plasmó en una serie de producciones que indagan en un estilo propio y genuino.
Tras abandonar los estudios de ingeniería industrial, Saura ingresó en el Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas de Madrid, donde se diplomó y comenzó a gestar su primera producción, ‘Los golfos’ (1960). Fue ‘La caza’, producida en 1965 por Elías Querejeta, la que le llevó al éxito internacional obteniendo el premio a la mejor dirección en el Festival de Berlín.
Desde entonces, Saura inició, de la mano de Querejeta, una serie de producciones que indagan sobre los efectos de la represión franquista como ‘Peppermint Frappé’ (1967), ‘La madriguera’ (1969), ‘El jardín de las delicias’ (1970), ‘Ana y los lobos’ (1972) y ‘La prima Angélica’ (1973).
Después llegaron ‘Cría cuervos’ (1975), ‘Elisa, vida mía’ (1977), ‘Mamá cumple cien años’ (1979) y ‘Deprisa, deprisa’ (1981), que le llevó a hacerse con el Oso de Oro en Berlín.
Su primera experiencia con el musical fue ‘Bodas de sangre’ (1981), con Antonio Gades, a la que siguieron ‘Carmen’ (1983) y ‘El amor brujo’ (1986).
En el ínterin hacia su otra serie de musicales, el cineasta rodó ‘El Dorado’ (1987) y ‘Ay, Carmela’ (1990). Después continuó con ‘Sevillanas’ (1991), ‘Flamenco’ (1994) y ‘Tango’ (1997), producciones a las que sumaría ‘Goya en Burdeos’ (1999), y ‘Buñuel y la mesa del rey Salomón’ (2001).
El realizador aragonés volvió al musical en 2002 con el drama ‘Salomé’, a la que seguirían ‘Iberia’ en 2005 y ‘Fados’ (2007). Tras ‘El séptimo día’ (2004), Saura filmó ‘Yo, Don Giovanni’ (2009).
A pesar de rondar su edad ya los ochenta, Saura continuó su actividad tanto como cineasta como fotógrafo, guionista, novelista y escenógrafo para teatros de ópera. A partir de estos años, el realizador se vinculó con proyectos promovidos en Aragón, como el rodaje del documental ‘Sinfonía de Aragón’ y ‘Jota’ (2016), un musical sobre esta música del folclore aragonés. Su última producción aragonesa es el cortometraje ‘Francisco de Goya, los Fusilamientos del 3 de mayo’ (2021).
Entre sus reconocimientos, en 1992 se le concedió la Medalla de Oro de la Academia de las Ciencias y las Artes Cinematográficas de España. En marzo de 1994 fue investido Doctor Honoris Causa por la Universidad de Zaragoza.