Ha culminado la 114ª asamblea plenaria de los obispos de Colombia con una tarea prioritaria: seguir abonando el camino de la paz.
- PODCAST: Bienaventurados los africanos
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
Al respecto, han señalado que si bien “los desafíos no son pocos” han reafirmado que “el deseo de salir al encuentro de todos, con el mensaje del Evangelio y así, ensanchar el horizonte de la vida, don inestimable de Dios, en el respeto a la dignidad de toda persona”.
Colombia está cansada de la guerra, por ello, siguen apostando al respeto de la vida desde su concepción hasta la muerte natural y el respeto de los derechos fundamentales.
Han invitado “a todos los fieles católicos y a las personas que buscan el bien” a apropiarse del documento ‘Hacia una pastoral para la reconciliación y la paz en Colombia’, un texto con las orientaciones pastorales para construir la paz en los territorios.
Consideran que “la paz es posible porque ya hemos logrado avances en este campo”, pero “es responsabilidad de todos, porque es un trabajo colectivo que implica reconocer errores del pasado y asumir compromisos en el presente”.
Migración y desplazamiento
Los prelados en su mensaje han expresado otra de sus preocupaciones; migración y el desplazamiento interno, ambos representan fenómenos que “nos sigue interpelando como Iglesia”.
Señalaron que el flujo de migrantes venezolanos sigue en aumento “a pesar de que las fronteras han sido abiertas”, puesto que “aún son muchas las personas que salen de su patria buscando mejores oportunidades y condiciones de vida para sus familias”.
También lamentan que la violencia ha disparado el desplazamiento interno de “nuestros compatriotas”.
Por ello, “optamos por ser una iglesia que escucha, discierne y decide, como Pueblo de Dios, bajo la guía del Espíritu Santo, para ser signo de esperanza” y “tenemos la certeza de que, en Jesucristo, hecho uno de nosotros, nada está perdido”.
La cultura del cuidado
Los obispos colombianos han elogiado el trabajo pastoral desde la Amazonía y Orinoquía, porque “una decidida ‘conversión ecológica’, animada desde nuestras comunidades eclesiales, puede encaminarnos a una ecología integral”, que “nos ayude a redescubrir nuestra misión de ser custodios de los bienes dados por el Creador, evitando todo abuso explotador de la biodiversidad colombiana”.
Asimismo, ratificaron su compromiso en promover la cultura del cuidado, de hecho, han presentado un documento denominado “Líneas guía para la cultura del cuidado”, que llevarán a todas las parroquias del país.
“Continuamos multiplicando esfuerzos para hacer de nuestra Iglesia un hogar seguro para nuestros niños, niñas, adolescentes, jóvenes y personas vulnerables”, ha dicho.
Por supuesto, reconocen que “todo caso de abuso sexual es un crimen, es un pecado grave, es un delito”, por eso, “pedimos perdón a quienes han sufrido este flagelo y a todo nuestro pueblo. Seguimos asumiendo con firmeza y responsabilidad la debida atención a las víctimas y sus familias”.
“Mantenemos nuestro compromiso para que en cada caso se haga justicia y se promuevan los protocolos de prevención que hagan de nuestras instituciones ambientes seguros y susciten la promoción de la dignidad humana y el encuentro con Dios”, finalizaron.
Foto: CEC
