Beyoncé, la reina ‘divina’ de los Grammy

  • Al convertirse en la artista más premiada de la historia de la música, la cantante entonó una profesión pública de fe: “Quiero dar las gracias a Dios por protegerme”
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Beyoncé, la reina ‘divina’ de los Grammy

Fue el momento Beyoncé. La cantante más premiada de la historia de los Grammy entonó de nuevo en Los Ángeles su fe y su agradecimiento: “Intento no emocionarme demasiado. Solo quiero disfrutar esta noche. Quiero dar las gracias a Dios por protegerme. Gracias, Dios”, dijo al subir al escenario y recoger su cuarto galardón de la noche.



Era el premio a su última joya, ‘Renaissance’ –mejor álbum de música dance/electrónica–, y con el que superó a Georg Solti, el mítico director de la Orquesta Sinfónica de Chicago. Ya suma 32 de los “gramófonos dorados” que concede la Academia Nacional de Artes y Ciencias de la Grabación de Estados Unidos. “Me gustaría dar las gracias a la comunidad queer por vuestro amor, por inventar el género –se despidió en alusión a la música dance–. Que Dios os bendiga. Muchas gracias a los Grammy. Gracias a vosotros”.

Antes, recibió el premio a la mejor canción de rhythm & blues por Cuff it; sin embargo, no pudo recogerlo. El tráfico le impidió llegar a tiempo al Crypto.com Arena de la ciudad californiana. Subió al escenario en su nombre Nile Rodgers, el guitarrista de Chic. Era el tercer Grammy que obtenía en la 65ª edición del pasado 5 de febrero. Los dos anteriores se anunciaron durante la ceremonia que se celebra con anterioridad a la gala seguida por televisión en todo el mundo: mejor interpretación de R&B tradicional –por el tema Plastic Off The Sofa– y mejor grabación dance o electrónica, esta vez por Break My Soul.

Un lugar para soñar

Los tres temas pertenecen al galardonado Renaissance, disco publicado el pasado verano y en el que la cantante nacida en Houston describe sus vivencias –y estado de ánimo– durante la pandemia del COVID-19. En esos meses, encerrada en su casa de Holmby Hills, en Los Ángeles, la diva de la música disco concibió y comenzó a grabar su nuevo álbum. “Renaissance fue un lugar para soñar y encontrar una salida durante un momento aterrador para el mundo”, según describió durante su lanzamiento.

Y con el que, según afirmó más tarde en Vogue, se transformó: “He pasado mucho tiempo enfocándome en construir mi legado y en representar mi cultura del mejor modo que he sabido. Ahora he decidido darme permiso a mí misma para dedicarme a mi propia felicidad”. Eso no significa, entre tanto, que haya cesado su incesante labor caritativa. Con su propia organización benéfica, BeyGood, donó más de seis millones de dólares durante la pandemia.

El domingo 5 de febrero no era la primera vez que Queen B hablaba en público de su cristianismo, ni que daba las gracias “por el talento que Dios me ha dado”. Nacida en el cinturón de Houston (Texas) en 1981, Beyoncé Knowles comenzó ya de niña a cantar en el coro de la Iglesia Metodista Unida de San Juan, donde fue bautizada. “A veces es abrumador. Por qué Dios me dio mi talento, mi regalo, mi familia. Pero sé que no puedes cuestionar a Dios. Solo Dios lo sabe. Y no lo doy por sentado”.

Predestinación

Su credo metodista la ha llevado, igualmente, a manifestar reiteradamente su devoción por la predestinación. “Es fe y espiritualidad más que religión. Haciendo lo correcto por los demás y no juzgando –explicó en otra ocasión–. Lo que me mantiene con los pies en la tierra es saber que siempre estoy protegida y que Dios tiene el control de las cosas”.

Aquel cuarteto en el que emergió en sus inicios, y con el que obtuvo su primer Grammy en 2001, Destiny’s Child, no se denominaba así por casualidad. Fue la devoción de su madre, Tina Knowles, la que escogió ese nombre entre el Antiguo Testamento, en referencia en concreto al libro de Daniel. En 2002, cuando Destiny’s Child se convirtió en trío, Beyoncé declaró ante la intención de seguir adelante como grupo: “Bueno, no fue realmente nuestra decisión, sino la de Dios. Algunos, puede que no estén de acuerdo, pero él tiene su manera de hacer las cosas, nosotros solo podemos escucharle y aceptarlo”.

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