La Iglesia portuguesa ya ha puesto una cifra a la crisis de los abusos sexuales en su país después de un año de trabajo de una auditoría externa encargada por los propios obispos lusos. Así, habría al menos 4.815 víctimas en los últimos 70 años, tal y como ha contabilizado la comisión independiente. A este dato se ha llegado después de hacer una proyección tras validar 512 de los 564 testimonios recibidos.
El balance se ha hecho público esta mañana, después de que el equipo liderado por el psiquiatra infantil Pedro Strecht entregara ayer el estudio al presidente de la Conferencia Episcopal Portuguesa, el obispo de Leiria-Fátima José Ornelas.
El propio Strecht aseguró esta mañana que esas 4.815 víctimas es un “número mínimo, muy mínimo” de lo que calificó como una red “mucho más extensa”. “No es posible cuantificar el total de delitos”, lamentó el pediatra. Eso sí, subrayó que el número de depredadores sexuales en la Iglesia “es bajo”, por lo que “sigue siendo importante no confundir la parte con el todo”.
De hecho, el coordinador de este trabajo valoró “el apoyo” recibido por el Episcopado portugués y la validación de la Santa Sede para acabar con “una larga noche de silencio para las víctimas”. “Quizá sea difícil que, a partir de ahora, todo siga igual”, dejó caer durante su presentación en los medios.
Entre las cuestiones más relevantes del estudio, destaca el hecho de que el 77% de los abusadores son sacerdotes. La edad promedio de las víctimas cuando comenzó el abuso era de 11,2 años, la mayoría de los niños fueron abusados más de una vez y el 27,5% de los abusos se prolongaron durante más de un año. Entre los lugares donde tuvieron lugar las agresiones, se encuentran seminarios, internados e instituciones de acogida, confesionarios, sacristía y casas de los sacerdotes, aunque en tiempos más recientes se han incrementado en campamentos y actividades al aire libre. El 25,8% de las víctimas se definen a sí mismas como “católicas prácticamente”
El mayor número de casos se produjo entre las décadas de 1960 y 1990. Sin embargo, lejos de ser una crisis referida a un pasado remoto, una cuarta parte de las denuncias habría tenido lugar entre 1991 y la actualidad. De hecho, la comisión ha notificado en este tiempo de investigación hasta 25 casos a los tribunales portugueses.