El Salvador, tierra de mártires y de San Romero de América, ha acogido a 97 participantes de Centroamérica y México para celebrar la primera de las asambleas regionales (de cuatro en total), del 13 al 17 de febrero, que el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam) promueve para la fase continental del Sínodo.
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José Luis Escobar, arzobispo de San Salvador, dio la bienvenida, a los pies de la tumba de Romero, sin pasar por alto la condena a 26 años de cárcel que Daniel Ortega impuso a Rolando Álvarez: “Esta alegría inmensa de iniciar las asambleas regionales, se da también en un momento de oscuridad, de tristeza, por la noticia del encarcelamiento de nuestro muy querido monseñor Rolando”.
Valentía que alecciona
Escobar aseguró que “cuando pienso en este contraste del bien y el mal, en la cruz resplandece la santidad, en la oscuridad resalta la luz”, por eso, “nosotros vamos también a tener que luchar contra el mal como Cristo. Esto no nos acobarda, sino al contrario, le da sentido a nuestra vida y engrandece nuestra iglesia”..
El prelado reiteró que “estamos totalmente solidarios con monseñor Rolando, como lo ha hecho el Celam y todas las Conferencias Episcopales de Centroamérica y obispos del mundo también, condenando este crimen, esta gravísima injusticia”.
A pesar de las injusticias “la valentía de monseñor Rolando nos alecciona y estar en el lugar del martirio de Romero tiene el mismo sentido, es un signo para nosotros, que no es otra cosa que la vida eterna de Cristo, la pasión de Cristo, que es gloria y resurrección”.
Niveles del Sínodo
Miguel Cabrejos, arzobispo de Trujillo y presidente del Celam, destacó que “el papa Francisco estuvo verdaderamente inspirado por el Espíritu cuando decidió que este Sínodo no debía ser como los demás, sino que debía celebrarse a todos los niveles”.
Por tanto, en cada nivel –dijo Cabrejos – la sinodalidad debe adaptarse a un contexto específico, siempre que se sitúe en el telón de fondo de la Comunión, de la Participación y la Misión. Somos uno, trabajamos juntos y estamos en misión permanente, enviados por Cristo.
Para Cabrejos la sinodalidad en América Latina y el Caribe “es la oportunidad de enriquecer su propia identidad como Iglesia, contextualizar la sinodalidad dentro de la Iglesia y hacer de la sinodalidad una realidad verdaderamente auténtica en la vida diaria de su Iglesia”.
El prelado recomendó que “mientras esperamos la celebración del Sínodo sobre la Sinodalidad a nivel de la Iglesia Universal, debemos tomarnos el nivel continental tan en serio como si fuera el final”.
“Este es un punto clave para nuestro Continente y es una oportunidad para que asumamos nuestra responsabilidad de proporcionar el sentido de la dirección para nuestra Iglesia latinoamericana y caribeña de hoy y de mañana”, acotó.
Foto: Celam