El debate sobre las bendiciones de parejas homosexuales está generando una reflexión mucho más profunda en el seno del anglicanismo. Hasta el punto de que, solo unos días después de que el Sínodo General de la Iglesia de Inglaterra votara a favor de esta medida pastoral, han surgido voces críticas en el seno de la Comunión Anglicana que reclaman que el arzobispo de Canterbury, hasta ahora tenido como “el primero entre iguales entre los primados” que hay en el resto del mundo, pierda esta autoridad.
Así, según el portal ‘Anglican’, primados de Iglesias anglicanas africanas como las de Nigeria, Ruanda, Uganda o Kenia, que aglutinan a un número muy significativo de fieles y que podrían llegar hasta 12 comunidades nacionales, buscarían hacer fuerza en este sentido de cara a la reunión del Consejo Consultivo Anglicano, en Accra, Ghana.
El que fuera arzobispo anglicano de Alejandría (Egipto), Mouneer Anis, ha sido uno de los que, públicamente, ha insistido estos días en que el líder de la Iglesia de Inglaterra “ya no debería ser automáticamente el líder del mundo anglicano”, siendo lógico apostar por el principio de la “autonomía”.
En la apertura de este encuentro en Accra, el 12 de febrero, el propio Justin Welby dijo entender el malestar de los críticos y aseguró que “no me aferraré al lugar o posición como instrumento de comunión”. Y es que, aunque “el papel del arzobispo de Canterbury, la sede de Canterbury, es histórico”, es lógico aceptar que “los instrumentos deben cambiar con los tiempos”.
Aceptando que es positivo que “no seamos dictados, chantajeados o sobornados por otros para hacer lo que quieren que hagamos, sino que actuemos con buena conciencia ante Dios”, Welby también parece poner de manifiesto que, sin esa autoridad global, la Iglesia de Inglaterra también será más autónoma para definir su identidad.
De hecho, cuando “estamos profundamente en desacuerdo”, no es “por falta de integridad, corrupción, mentira o rendición a la cultura imperante”, sino “porque interpretamos las Escrituras de manera diferente, entendemos la obra del Espíritu de manera diferente y miramos estas cosas con diferentes lentes culturales. Y, por lo tanto, todos siempre están equivocados hasta cierto punto”.
“Una crisis, como todos sabemos, es un momento de decisión. Y las Iglesias y la Comunión deben escuchar al Espíritu Santo”, remachó un Welby que también reiteró que, estructuras aparte, “la doctrina y las acciones están llamadas a ser las mismas”, pues son los “cimientos” que los sostienen.