Hace 40 años, con una recién estrenada democracia, se imprimía por primera vez Religión y Escuela, la revista de referencia que alienta desde entonces a la comunidad educativa de la mano de la editorial PPC. Con motivo de este aniversario, el Espacio O_Lumen acogió esta tarde un coloquio sobre el papel de la prensa especializada al servicio de la prensa confesional.
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El director del Observatorio de la Religión en la Escuela de la Fundación SM, Carlos Esteban, moderó el conversatorio en el que participaron el director de la publicación, Antonio Roura, la directora de ‘Cuadernos de Pedagogía’, Carmen Pellicer, y José María de Moya, director del periódico ‘Magisterio’.
“Con los acuerdos Iglesia-Estado se abre un camino inédito de presencia en la escuela, de cómo ser profesorado, de cómo definir una asignatura con su estatuto y su currículo propio sin tirar en el territorio catequético”, expuso Roura sobre el origen de ‘Religión y Escuela’ que “siempre ha buscado acompañar a los maestros”.
Tradición humanista
Al hacer un diagnóstico del sistema educativo español, Pellicer subrayó algunas fortalezas como “su profunda tradición humanista que cree en la educación integral, que se resiste a instrumentalizar la educación al servicio de intereses económicos”. Sin embargo, entre las debilidades planteó que “hay una fuerte ideologización del debate educativo, que es revanchista”, amén de “cierto conformismo con la mediocridad” que lleva a identificar que “las competencias son de izquierda y los contenidos de derechas”. “Es tiempo de distinguir lo que es moda de lo que es avance”, añadió.
Moya mostró su preocupación porque ve “amenazada” esa tradición humanista tanto por el enfoque competencial reduccionista y la obsesión por lo digital. “Todo parece que está orientado a formar una masa productiva, me repele y creo que hay que poner un puñetazo en la mesa”, reivindicó. “No hay que salvar las humanidades, son las humanidades las que nos van a salvar a nosotros”, añadió.
Transformación vertiginosa
“Estamos bloqueados ante un cambio de época”, apuntó Roura, que reivindicó la urgencia de suscribir el Pacto Educativo Global que promueve el Papa Francisco: “Estamos ante una transformación vertiginosa que nos genera un desconcierto. Frente a ello, tenemos que recuperar las grandes certezas que construyen lo humano: la escucha, el encuentro personal, el acompañamiento…”.
Sobre la presencia de la religión en las aulas, Antonio Roura certificó que “la escuela es mejor si no ignora la realidad del hecho religioso, es una apertura de verdad a la diversidad”. “Siempre he mantenido que los profesores de religión hemos sido los mejores pedagogos, porque año tras año nos teníamos que ganar que nuestros alumnos eligieran nuestras clases”, defendió la directora de ‘Cuadernos de Pedagogía’. Además, añadió que “la dimensión espiritual debe ser educada explícitamente porque, de lo contrario, se deseduca implícitamente”.
Ahondando en la figura del docente, Roura defendió que “tiene que ser uno más en el claustro a todos los efectos, no un infiltrado de una potencia extranjera. El profesor de Religión se parte el cobre una y mil veces por demostrar su profesionalidad”. “El profesor de Religión no puede ser ese héroe que tiene que estar en el claustro y a la vez comprometido en el consejo de pastoral, hay que redifinir su rol de forma creativa”, compartió Pellicer.
Altura de miras
Al hilo de esta cuestión, Roura lamentó “la falta generosidad y altura de miras hacia la asignatura por parte de la Administración, que la trata con un sesgo ideológico. No tiene sentido ese ninguneo que se hace al profesorado y a la asignatura”.
Por su parte, Carlos Esteban aplaudió “el papel necesario y decisivo para llegar vivos al momento presente” para todos los educadores a ‘Religión y Escuela’. Para el investigador, la publicación mensual de PPC habla de una “presencia y compromiso en favor de la escuela y en favor de la asignatura de religión”.