Sendos comunicados cargados de consternación e indignación han suscrito los obispos de Venezuela y Ecuador por el hostigamiento que el gobierno de Daniel Ortega continúa haciendo en contra de la Iglesia.
- PODCAST: Timothy Broglio y la Iglesia estadounidense
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Solidaridad en momentos de dificultades que “están viviendo”, fueron las palabras de los venezolanos, quienes vienen siguiendo con “atenta preocupación los últimos acontecimientos que están marcando la vida y ministerio de todos Ustedes en la hermana nación nicaragüense”.
Enumeran la cuitas: “Expulsión de sacerdotes, diáconos, seminaristas y religiosos, entre ellos, las Hermanas de la Caridad; así como el enjuiciamiento y prisión del querido hermano Rolando Álvarez, obispo de Matagalpa”, quien con “su coherencia, decisión profética y acompañamiento al pueblo es una luz mantiene viva la Palabra de la Verdad, la única que libera a los seres humanos”.
Hacen votos para que Dios cambie los corazones de quienes “han tomado esas decisiones, para que, además de reconsiderarlas y convertirse, entiendan que, por mandato divino, la Iglesia será siempre fiel a la misión profética de anunciar la Palabra de liberación caminando junto con su pueblo”.
Respetar libertad de expresión
Los prelados ecuatorianos hicieron un llamado al gobierno de Nicaragua para que “haga uso del poder político en beneficio del pueblo nicaragüense y no para dominar e imponer su pensamiento único”.
“Es necesario que respete los derechos de pensar y expresarse de distinto modo, tal como son reconocidos por la comunidad internacional e incluso por el Estado nicaragüense”, añadieron.
De hecho, lanzan duras críticas a los sandinista, que paradójicamente “ayer lucharon contra una dictadura asesina imitan hoy lo más vil y ruin de aquello que prometieron erradicar”.
Envían ánimos a quienes han sido juzgados y sentenciados por “proponer los valores del Evangelio, como la verdad, la libertad y la justicia, muy particularmente nuestro hermano Rolando Álvarez, obispo de Matagalpa y administrador apostólico de Estelí”.
Al tiempo que invitan a los sectores populares para que “defiendan su derecho a vivir con dignidad y no se dejen manipular por ningún sistema político y económico totalitario que promete erradicar la pobreza, la corrupción y la violencia, pero que no lo hace para mantenerse en el poder”.