A santo Tomás de Aquino la muerte le pilló rumbo a Francia, lejos de su Italia natal. Camino del II Concilio de Lyon murió en la abadía de Fossanova, no muy lejos de Roma, en 1274. Tras algunas idas y venidas sus restos acabaron en el convento de los Jacobinos de Toulouse –de donde fueron trasladados provisionalmente a una iglesia cercana desde la Revolución Francesa hasta 1974–. Ahora, los dominicos han abierto el cofre que contiene el cráneo del Aquinate y han encontrado documentos que atestiguan la autenticidad de la reliquia –incluyendo uno del este último traslado–.
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Reliquias protegidas de la Revolución
Los dominicos de Burdeos exponen a la veneración este cráneo hasta el 27 de febrero, algo que no ocurre desde 1369 según publica Le Figaro. Las reliquias habitualmente están en una caja de madera sellada bajo el altar en el convento de los Jacobinos. La exposición se ha hecho dentro del inicio de un triple jubileo: el 700º aniversario de su canonización este año, el 750º aniversario de su muerte en 2024 y el 800º aniversario de su nacimiento en 2025. También se ha creado un nuevo relicario para la cabeza del Doctor Angélico cubierto con pan de oro, decorado con ángeles, una vid, un árbol de la vida y detalles arquitectónicos inspirados en la Jerusalén celeste.
Los restos conservados en Francia siempre han sido objeto de disputa. Si bien se cuenta que a santo Tomás lo hirvieron tras su muerte para obtener caldo como reliquia, a los restos ya les faltaban una pierna, un hombro, un brazo y vértebras en su primer traslado a su monasterio de Nápoles –antes del traslado ordenado por el Papa a Francia–, donde aparecería más tarde una segunda cabeza. La Penitenciaría Apostólica ha concedido indulgencia plenaria a los fieles que veneren sus reliquias por este triple jubileo.