La Sala de Prensa de la Santa Sede ha acogido hoy la presentación de los resultados de la XXVIII Asamblea General de la Academia Pontificia para la Vida, que se ha celebrado en el Vaticano del 20 al 22 de febrero de 2023 sobre el tema ‘Convergiendo en la persona. Tecnologías Emergentes para el Bien Común’.
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En la rueda de prensa han participado Vincenzo Paglia, presidente de la Pontificia Academia para la Vida; Renzo Pegoraro, canciller de la Pontificia Academia para la Vida; Roger Strand, de la Universidad de Bergen (Noruega); y la profesora Laura Palazzani, de la Universidad Lumsa, Roma (Italia).
Durante la presentación, Paglia ha explicado que la Asamblea ha abordado “el tema de las tecnologías emergentes y convergentes (nanotecnologías, inteligencia artificial-algoritmos, intervenciones sobre el genoma, ciencias cognitivas-neurociencias), que el Papa Francisco ya nos había instado a abordar en la Carta Humana communitas, que nos había escrito con motivo del 25 aniversario de la Academia Pontificia”.
Un cambio de época
Asimismo, Paglia ha señalado que durante la Asamblea “el tema se ha ampliado y se refiere a la interacción sistémica de estas tecnologías emergentes y convergentes que se están desarrollando muy rápidamente y que, si bien pueden hacer una enorme contribución a la mejora de la humanidad, al mismo tiempo pueden conducir a un cambio radical de el humano”.
“La Academia Pontificia para la Vida ha sentido la responsabilidad de afrontar esta nueva frontera que involucra radicalmente al ser humano consciente de que la dimensión ética es indispensable para salvar, precisamente, al ser humano que es común”, ha asegurado Paglia, ya que “nos encontramos en ese cambio de época del que habla a menudo el papa Francisco”. Y es que, tal como ha subrayado, “por primera vez en la historia el hombre puede destruirse a sí mismo: primero con la energía nuclear, luego con la crisis ecológica y finalmente con las nuevas tecnologías”. Por ello, se trata de un tema “que involucra tanto a la creación como a la familia humana y al planeta entero”.
“En este contexto, hemos sentido la urgencia de una nueva estructura organizativa de la Academia que incluya, entre otras cosas, pero no solo, la presencia de científicos de diferentes ciencias, de diferentes países, de diferentes culturas y también de diferentes religiones”, ha añadido Paglia, “en el conciencia de que temas como las nuevas tecnologías emergentes y convergentes deben ser abordados de manera multifacética, como sucedió a principios del segundo milenio cuando nacieron las universitas scientiarum”.
Por otro lado, Paglia ha asegurado que para la Pontificia Academia para la Vida “no se trata de dejar atrás los temas que tradicionalmente ha tratado sino de ampliar el horizonte de su compromiso, precisamente porque no sólo están en juego el nacimiento y la muerte que obviamente siguen siendo cruciales, pero aquí está en juego lo humano en su radicalidad: se cuestiona la expansión de la bioética tal como se ha entendido hasta ahora y la misma dimensión semántica del término Vida”.