El secretario general del Secretariado Episcopal de América Central aseguró que el gobierno de Daniel Ortega podría hacer sufrir al obispo de Matagalpa para hacerlo desistir de su postura y menguar su ánimo
El secretario general del Secretariado Episcopal de América Central (Sedac), el obispo de la diócesis de Danlí (Honduras), José Antonio Canales, manifestó su preocupación por el trato inhumano que pudiera estar recibiendo el obispo de Matagalpa (Nicaragua), Rolando Álvarez, en la cárcel.
El obispo Álvarez ha sido una de las voces más críticas del gobierno de Daniel Ortega, por lo que en agosto del año pasado fue aprehendido y, el pasado 11 de febrero la justicia de Nicaragua lo condenó a 26 años y cuatro meses de prisión tras negarse a subir a un avión para ser exiliado a los Estados Unidos. Se le acusa de delitos considerados “traición a la patria”, por lo que también se le ha despojado de la nacionalidad nicaragüense.
En entrevista con Vatican News, el obispo hondureño José Antonio Canales aseguró que el gobierno de Ortega ha golpeado precisamente a la Iglesia porque “no quieren oposición, no aceptan ninguna crítica, no aceptan ninguna voz que sea contraria a lo que él hace y dice”.
Sin embargo –dijo- la voz de la Iglesia católica es la única que el gobierno no ha podido callar, aunque la intención es tenerla “sumergida en el silencio”.
Tras lamentar la sentencia a 26 años de prisión para el obispo Rolando Álvarez, dijo: “en realidad fue un secuestro del obispo, y pues lo hemos sentido con mucho pesar en todo Centroamérica y, más nosotros aquí en Honduras y mi diócesis que es fronteriza con Nicaragua”.
El obispo Canales expresó la preocupación del episcopado centroamericano y del mismo pueblo católico nicaragüense por el trato que pudiera estar recibiendo el obispo Rolando Álvarez en prisión, pues en días pasados trascendió que se le tenía en una celda de máxima seguridad conocida como ‘el infiernillo’.
Nos preocupa que “puedan darle un trato tan inhumano que lo hagan colapsar, y ya se lo había manifestado a mis hermanos obispos de las conferencias de Centroamérica, mi preocupación por el trato que pueda recibir el obispo y que en este momento que estoy hablando esté sufriendo para hacerlo desistir de su postura y menguar su ánimo, estoy muy preocupado”.
No obstante, hizo un llamado a la Iglesia en Nicaragua para “no desmayar, a mantener el ánimo en alto, y que la Iglesia pueda, aun con todas las dificultades y trabas que le han puesto estas autoridades, continuar adelante con su misión evangelizadora“.
Al referirse a una mayor presencia de migrantes nicaragüenses en Honduras, el obispo Canales comentó: “nosotros al principio recibíamos migrantes venezolanos, haitianos y cubanos que era la gran mayoría de los que cruzaban el territorio de nuestra diócesis de Danlí, y tristemente ya también se ha sumado un fuerte contingente nicaragüense, que, por cierto, era un país de Centroamérica que pocos migrantes emitía, pero ya con esta situación tan dura de persecución”.
En ese sentido destacó: “nosotros aquí pues ayudando a todos los migrantes que entran, independientemente de la nacionalidad, pero sí lamentablemente hemos visto que los nicaragüenses son ahora también otro fuerte contingente cruzando el territorio de nuestra diócesis”.